Hoy empecé un correo electrónico escribiendo “recuerden que no somos seres únicamente biológicos, nuestras emociones, nuestras creencias nos afectan en lo más profundo” Y esto aplica desde el nacimiento. En el nacimiento hay unas necesidades biológicas que han sido muy bien estudiadas y alrededor de las cuales hay definidos protocolos médicos, cursos completos y certificaciones muy importantes y difundidas mundialmente sobre reanimación neonatal. Sin embargo, yo me pregunto, como mujeres, hombres, madres, padres y personal de salud conocemos las necesidades emocionales de un bebé recién nacido y las consideramos a la hora de su llegada a este mundo?. Con frecuencia en esta columna les habló de las necesidades de la mujer gestante durante el proceso vital del parto, pero hoy quiero profundizar en las necesidades de los recién nacidos.
Pues bien, quiero empezar contándoles que todos los recién nacidos necesitan sentirse y saberse bienvenidos, necesitan saber que llegan a un hogar donde los aman y donde van a estar seguros y van a ser cuidados, necesitan sentirse cerca de su madre o de su padre, necesitan vínculo, necesitan contacto visual con su progenitora. Dicho esto, voy a mencionar algunas cifras con el propósito de dar contexto, según un artículo de actualización sobre reanimación neonatal publicado en la revista médica Circulation 2020 un 10 % de todos los recién nacidos a término o próximos al término, necesitan maniobras de estabilización para iniciar el llanto o una respiración regular, mantener una frecuencia cardíaca mayor de 100 latidos por minuto. De esos, aproximadamente el 1 % van a necesitar ventilación con presión positiva y un porcentaje incluso menor compresiones torácicas o medicación. Por qué son importantes estas cifras? Porque necesitamos caer en cuenta que el 90% de los recién nacidos no requieren ninguna intervención médica. En este 90% de bebés que nacen y no requieren ninguna intervención para el inicio de la respiración, es decir que tienen una adaptación espontanea, debemos considerar sus necesidades emocionales. Los aspectos psicológicos y emocionales del trabajo de parto y nacimiento han recibido poca atención dentro de la planificación de los servicios de atención de salud en las maternidades y son muchos los bebés en quienes se debería permitir el contacto inmediato e ininterrumpido con su madre y fomentar el inicio de la lactancia materna la primera hora de vida, muy por el contrario de los protocolos vigentes de la mayoría de las instituciones de salud en Colombia en los cuales separan a la madre de su recién nacido priorizando aspectos administrativos por encima del bienestar emocional de la diada madre-bebé.
Cuando analizamos los procesos neurohormonales del nacimiento podemos entender que la naturaleza misma nos está pidiendo este contacto piel a piel inmediato e ininterrumpido durante la primera hora, la hora que denominamos la hora de oro. El cerebro del recién nacido está bañado por una gran cantidad de oxitocina, recordemos que la oxitocina durante el trabajo de parto es la encargada de adecuar las contracciones del útero y adicionalmente dentro del cerebro de la propia madre funciona como hormona que estimula la liberación de endorfinas para el control del dolor y al mismo tiempo, también a nivel cerebral, estimula estructuras cerebrales que preparan emocionalmente a la madre para conocer a su bebé y despiertan en ella la necesidad de cuidar a su cría, de maternar. En el recién nacido la oxitocina también está elevada y en simultanea se elevan transitoriamente las catecolaminas que son las denominadas hormonas del stress, la oleada de catecolaminas se desencadena por una intensidad muy alta de la señalización de los nervios sensoriales por el cambio al ambiente extrauterino. Y esta combinación de oxitocina la hormona encargada de generar vínculo, la hormona del amor, con las catecolaminas, las hormonas de estar alerta, hacen la mezcla perfecta para este inicio de vida. Esta combinación neuroendocrina solo está presente 1 hora aproximadamente, determinada por el tiempo de la metabolización de las catecolaminas. Por eso los recién nacidos después de esta primera hora duermen profundo durante las siguientes horas.
La falta de contacto piel con piel o la separación temprana pueden tener consecuencias adversas tanto para mamá como para bebé, tales como: perturbar el vínculo materno-infantil, reducir la respuesta afectiva de la madre hacia su bebé y afectar de manera negativa la conducta materna entre otros. Y respetar el contacto íntimo de mamá y bebé durante la hora dorada tiene efectos evidenciados en varios estudios como el hecho de que los recién nacidos mostraron mayor estabilidad cardio-respiratoria logrando subir sus niveles de oxígeno más rápidamente, niveles más estables de glucosa en la sangre, una mejor regulación térmica presentando menos riesgo de hipotermia y, por último, pero no menos importante facilitó el inicio de la lactancia materna.
Así que debemos saber y entender las implicaciones de este momento como único e irrepetible en la vida de los seres humanos y sus implicaciones a corto, mediano y largo plazo, de las que escribiré en una próxima columna.
La comprensión de la hora de oro como momento vital en la salud física y emocional del binomio madre-recién nacido, debe verse reflejado en los protocolos de las instituciones de salud. ¡Los cambios son urgentes! En los recién nacidos saludables, que son la mayoría, priorizar el contacto piel a piel inmediato e ininterrumpido durante la primera hora y diferir procedimientos como la toma de medidas antropométricas, o el examen físico convencional después de la hora de oro deben ser instaurados prontamente, ya llevamos muchas décadas empezando el camino de la humanidad, de la forma menos humana.
