Mes y medio después de escuchar noticias sobre la guerra entre Rusia y Ucrania, expertos consideran que estas tienen un impacto sobre los niños y niñas. Inseguridad, traumas y miedos, algunos de los problemas que puede causar la sobreexposición de información sobre este conflicto.
Durante el último mes y medio, todos hemos sido testigos de la invasión de Rusia a Ucrania, considerada la agresión más grande a un país de Europa desde la Segunda Guerra Mundial, casi que en tiempo real. Las imágenes han sido impactantes: edificios destruidos, ciudades en llamas, hospitales infantiles bombardeados, muertos tirados en las calles, tanques de guerra impactados por misiles, helicópteros y aviones derribados, entre otras escenas horrorosas propias de un conflicto bélico.
Tanta sobreexposición de información de un hecho de esta naturaleza está causando un impacto psicológico en los niños y niñas. Por eso, expertos están haciendo un llamado a los padres de familia, cuidadores y la sociedad en general para tener una mayor responsabilidad a la hora de exponer a los menores sobre la guerra entre Rusia y Ucrania.
La directora de la organización Aldeas Infantiles SOS Colombia, Ángela Rosales, afirmó que el exceso de información al respecto puede ocasionar inseguridades, traumas y miedos en los niños y niñas.
“Invitamos a los padres, madres y cuidadores a ser cautelosos con la exposición que tengan los niños y niñas sobre este tema de gran tensión, porque puede conllevar a afecciones psicológicas innecesarias”, destacó.
Agregó que esta información, si no es socializada adecuadamente, puede generar un impacto en la salud mental de los niños que se pueden sumar a las secuelas dejadas por la pandemia del coronavirus.
“Los adultos debemos ser un filtro frente a la información que se exhibe en los medios de comunicación y redes sociales, para que las niñas, niños y adolescentes no tengan que interpretar solos esa información y pierdan su sensación de seguridad”, manifestó Rosales.
Agregó que “nuestro rol como adultos es acompañarlos en todas las situaciones a las que nos enfrentamos en la vida y ser conscientes de que su bienestar depende de nuestra capacidad adulta de proveerles de un entorno protector”.
Sostuvo que la niñez de Colombia vive un momento complejo, pues la pandemia dejó muchas afectaciones psicológicas.
“El país vive internamente una situación constante de vulneración de derechos y se suman ahora noticias internacionales preocupantes”, señaló.
Agregó que un análisis reciente de Aldeas Infantiles SOS en Colombia sobre las consecuencias de la pandemia en las familias del país, reveló que los sentimientos de soledad y tristeza aumentaron hasta en un 30% en los niños y niñas, además de la afectación económica de los hogares a causa del coronavirus, que trajo consigo desnutrición y desescolarización.
Acompañamiento especial
Paulo Daniel Acero Rodríguez, psicólogo Universidad Nacional de Colombia y Director del Proyecto Krisalida para la atención del Trauma y el Duelo, afirmó que los padres deben realizar un acompañamiento especial a la información que vea o escuche los menores de edad.
“Esta es una oportunidad para enseñarles a los niños la resiliencia y la empatía, planteando que tal vez no podemos hacer mucho por los que están sufriendo, pero que podemos hacer muchas cosas por los que están en nuestro entorno, siendo simpáticos, tolerantes y no agresivos enseñándoles que no hay que ser agresivos, y de esa manera decirle a los niños que se puede expresar lo que se siente y que ellos siempre están protegidos”, señaló.
Manifestó que es importante generar estos espacios para que ellos se expresen, mientras los adultos les ofrecen entornos seguros.
Por su parte, la psicóloga Astrid Triana Cifuentes, de la Asociación Colombiana de Facultades de Psicología, afirmó que es importante que los niños y niñas entiendan que no solo hay personas que promueven la guerra, sino que hay muchas personas también promoviendo la paz y la solución al conflicto.
“Aprovecha el momento para hablar de líderes positivos que han generado cambios a favor de la humanidad”, aseguró.
Apuntó que, además, hay que preguntar cómo se sienten, qué les da miedo o rabia, dándoles la posibilidad de expresar sus sentimientos y a entender que está bien sentirse triste o bravo frente a lo que pasa.
“También hay que ofrecer actividades divertidas en familia en donde los niños y niñas puedan compartir contigo, con tiempo de calidad”, puntualizó.