Un nuevo ataque perpetrado por desconocidos dejó la quema de un bus escalera (chiva) y una vivienda en su totalidad la madrugada del sábado en zona urbana del municipio de Tello. La zozobra continúa entre los pobladores de la región del norte del Huila, quienes desde hace más de tres meses tienen paralizado el transporte interveredal por las amenazas de la guerrilla de las Farc.
Cuantiosos daños materiales dejó el incendio, provocado por desconocidos, quienes incineraron un bus tipo mixto y una vivienda, en la zona urbana del municipio de Tello.
Según se conoció, el vehículo estaba parqueado en un garaje de la vivienda. Las intensas llamas, que no pudieron ser controladas, alertaron a la familia que ocupaba la casa, que apenas pudo salvar algunos enseres.
El fuego se extendió rápidamente a la vivienda, y destruyó cuatro habitaciones, camas y otros muebles. El techo se cayó.
Aunque se desconoce la autoría del ataque, se teme que provengan de las Farc, que con amenazas impide la movilidad del transporte público colectivo en varias zonas rurales del norte del Huila.
‘Estaba guarda hace dos meses’
‘La Chiva’ que resultó quemada permanecía estacionada desde hacía dos meses en el pequeño e improvisado garaje de la vivienda. Tenía las placas WXG-009, de Purificación, Tolima, y número interno 034, afiliado a la empresa Coomotor.
Así quedaron las habitaciones de la vivienda. Todo fue consumido por las llamas.
Los dueños habían decidido no volver a sacar el vehículo ante las amenazas de las Farc que ya se han concretado con la quema de varios automotores. “Nadie quiere volver a sacar los carros. Y mire”, dice una de las personas, “ni siquiera se salvan las latas, porque quedaron sirviendo para nada”.
Guardaban el bus en la casa, que es de un miembro de la familia. Nadie pensó que las cosas fueran a terminar en semejante drama.
Cuentan que ninguno de los buses de su tipo volvió a salir a las carreteras veredales. El que fue quemado estaba valorado en 80 millones de pesos. La pérdida fue total.
Llamas incontrolables
El fuego se extendió rápidamente, por las vigas de madera del techo a la vivienda, y consumió muebles, enseres y toda la ropa de la familia.
Don Arcesio y su esposa, María Inés Díaz, junto a lo poco que salvaron de sus pertenencias.
“Eso fue como a la una de la madrugada”, relata Arcesio Ramírez, un conductor que se retiró de su oficio por problemas de salud. En la casa incendiada vivía con su esposa, María Inés Díaz, y un hijo, José Jader. Los despertó el intenso brillo del fuego.
“Al bus lo cogió la candela y se prendió todito. Por más agua que le echamos, no apagaba. Eso era como si lo prendiéramos más”, dijo Ramírez, en medio de los pocos elementos que pudieron salvar del incendio.
Algunos vecinos acudieron en su ayuda. Luego llegaron policías. Al rato arribó un vehículo del cuerpo de Bomberos de Baraya, pero ya la conflagración había consumido casi todo.