Consuelo Serrato de Plazas
¿De dónde acá tanta animadversión respecto de una de las figuras más significativas en el contexto familiar?
En términos coloquiales, la familia política hace referencia a aquellos consanguíneos que forman parte de la red familiar de la pareja. Valga recordar que generalmente la relación con dicho contexto es percibida como una de las causas más comunes de discrepancia entre las parejas.
Y si de parentela política se trata, el pasado 26 de octubre se conmemoró el Día Mundial de la Suegra, una de las figuras más representativas, pero también más controversiales a quien se le atribuye un sinfín de calificativos que en su mayoría denotan ostensible animosidad. Su origen etimológico procede del latín socrus que significa: «Madre del marido respecto de la mujer, o de la mujer respecto del marido».
Sus detractores la tildan de entrometida, impertinente, controladora y en ocasiones hasta tóxica, por considerar que obstaculiza el desarrollo saludable de la relación. Es tal la prevención entorno a su actuar que a lo largo de la historia se ha tejido una extensa lista de leyendas, mitos y sátiras, que a menudo resultan crueles e inmisericordes. En tanto quienes conservan un vínculo estrecho y positivo, son vehementes al considerarla como una «segunda madre» por constituirse en fuente de acogimiento, apoyo y sabiduría que contribuye a la consolidación familiar.
Los suegros no se escogen, «vienen pegados a las personas que elegimos como parejas» sostiene la estadounidense Terri Apter, en su libro « ¿Qué quieres de mí?». Un estudio que saca a la luz la desgastante lucha de poder entre suegra y nuera. Advierte que en la mayoría de las veces las dificultades inherentes a los suegros se hallan fuertemente arraigadas en suposiciones e inseguridades de las que poco o nada somos conscientes. Por consiguiente, recomienda aprender a gestionar de manera asertiva el compromiso de pareja, potenciando lo bueno y sobrellevando las dificultades de manera constructiva.
Para concluir con un poco de humor, los dejo con la reflexión de Su Santidad Francisco sobre el rol de las suegras en las parejas: «Qué marido y qué mujer no se pelean. Y más cuando se mete la suegra».