La Nación
Radio Garzón: mala onda entre azules 1 19 abril, 2024
INVESTIGACIÓN

Radio Garzón: mala onda entre azules

Se entrelazan dos historias locales contadas en paralelo: el amor expresado en las narrativas de un bolero y las broncas entre dirigentes regionales del Partido Conservador.

Olmedo Polanco

En 1957, la modista Ana Virginia Montealegre Cerón concebía el amor a partir de las letras de los boleros. Cuando sentía  nostalgia, buscaba la complicidad de su hijo Guillermo. Le pedía ir hasta Radio Garzón. Los juegos no podrían distraerlo en el camino. El ambiente estaba impregnado del dulzor que liberaba la fábrica de gaseosas Royal. Una vieja casona se erigía sobre la calle octava con carrera octava. Construida en tapia pisada. Una escalera vetusta en madera conducía hasta el segundo piso. Allí la emisora y al fondo el radioteatro. Guillermo, de siete años y vestido con pantalón corto, sabía que mientras la bombilla se enrojeciera, el locutor de turno parlaba y él debería guardar silencio, como cuando iba a misa dominical. En tanto una canción o las cuñas estuvieran al aire, el mensajero entregaba al control de sonido Gustavo Carvajal el trozo de papel arrancado de un cuaderno Cardenal destinado a la gramática del Castellano. El papel aguantaba el nombre de una canción. Ana Virginia pedía a Radio Garzón que la complaciera con las voces del Trío Vegabajeño. Le encantaba que aquel ensamble de voces y guitarras le cantaran “Amor del alma”. https://youtu.be/7ZAX9OuUczw

Audiencias en el rebusque

Pasaron los años y en Garzón, la especulación y la carestía en los productos de la canasta familiar tenían a sus habitantes “con el agua al cuello”. Las audiencias populares de Radio Garzón, conformadas por loteros, lustrabotas, coteros, fotógrafos, vendedores y músicos ambulantes soportaban días amargos. En la “capital diocesana” crecía el desempleo y en consecuencia, aumentaban los índices de pobreza. La Alcaldía buscó controlar la economía informal poniendo en cintura al rebusque. (Archivo Histórico de Garzón. Decreto No. 106. Diciembre 26 de 1974). Oyentes como Ana Virginia no tenían monedas para pagar las complacencias.

Radio Garzón tambaleaba por culpa de los apretones financieros. El comercio local estaba muy resentido. La demanda de publicidad se vino a pique. Los costos de operación eran costosos. Sus empleados no tenían asegurados sus derechos laborales. Según el balance fiscal del año 1974, la empresa tocaba fondo.

Del cielo a la tierra

Ante la Notaría Primera de Neiva y en escritura pública No.96 del 11 de febrero de 1957, Eduardo Falla Solano y Héctor Osorio, constituyeron la sociedad Taxi Aéreo Opita-TAO, Ltda. (Escobar Corradine, Jaime y Quintero Bonilla, Alexander. Centenario de la aviación en Colombia. Una historia de Taxi Aéreo Opita-TAO. Academia Huilense de Historia Revista Huila No. 71, Vol. 18. 2020). El contador de TAO, Guillermo Narváez, le confirmó al historiador Ananías Osorio Valenzuela que en 1959, Alberto y Gustavo Suárez Zambrano, ingresaron como socios mayoritarios. (Osorio, Ananías. Historia General del Huila. Empresas y vías de transporte. Tomo III. 2005). Alberto era socio fundador de Radio Garzón.

Pero los aviones permanecían más en tierra que volando. Una seguidilla de accidentes le derritió las alas a TAO. Como si el mito de Ícaro se materializara. Para colmo de males, la muerte trágica de uno de los socios fundadores había dejado un saldo en rojo de 40 mil pesos en las cuentas. El dinero fue entregado a uno de los hermanos Suárez Zambrano para que adelantara un trámite técnico que ampliaría la potencia de Radio Garzón a diez kilovatios. Además, el capitán Suárez Zambrano había contraído una deuda de 116 mil pesos. El billete se habría extraviado en su accidente aéreo.

Para cubrir las obligaciones de prima navideña al personal, en 1974, la administración debió acudir a un crédito con la banca local. La cadena RCN les adeudaba dinero por concepto de publicidad nacional. Radio Garzón tenía deudas con la nación por concepto de impuesto a la renta.

El gerente de la emisora, Miguel Trujillo Oliveros recomendó: “…averiguar con los señores Juan Lamilla y el periodista Joaquín Emilio Bolívar Villegas” sobre el asunto de los dineros entregados al capitán Suárez. (Archivo histórico de Radio Garzón. Acta No. 007, febrero 27 de 1975, pág. 42). Entretanto, el accionista Jaime Cuenca Cadena solicitó la disolución de la sociedad argumentando que en la actual administración se violaban los estatutos. Aseguró que la radiodifusora había abandonado su objeto social para apoyar los fines políticos de un grupo determinado.

Al caído caerle

El bolero “Amor del alma” no perdía vigencia en la parrilla de programación de Radio Garzón. Los vegabajeños acompañaban las audiencias en sus oficios. Ana Virginia soplaba el rojo vivo de los tizones dentro de la plancha. Las camisas almidonadas en cuellos y puños.  “En nuestro gran amor no hay pena ni rencor que puedan separarnos…”, decía el bolero venido desde Puerto Rico.

Entre tanto, la mayoría accionaria de la emisora había fijado para el dos de marzo de 1975 una asamblea extraordinaria con el fin de decidir sobre la disolución de la sociedad. El dirigente conservador de Pitalito, Manuel Castro Tovar quería hacerse con el poder de Radio Garzón. Cotizó las acciones en 320 pesos y anunció que a ese precio compraba o vendía.

Un asunto colmó la paciencia de los accionistas de Garzón. Según ellos, el médico Castro Tovar, a título personal y argumentando poseer la mayoría accionaria, había pedido prórroga en la vigencia de la licencia de funcionamiento. La actuación del dirigente laboyano dejó ver, además del conflicto administrativo, un enfrentamiento político entre conservadores. “… se está abusando de la confianza de la gente de Garzón”, dijo Cuenca y se retiró de la asamblea junto a Hernando Valderrama, José Manuel Gómez Díaz, y Julio Chávarro. Llevaban tres horas en confrontaciones. No obstante, el quórum no se disolvió y los accionistas de Pitalito resolvieron a sus anchas.  Castro Tovar impuso los siguientes criterios: Disolver la sociedad comercial Radio Garzón S.A., a partir del dos de marzo próximo y nombrar como liquidador principal a Jorge Sanmiguel y como suplente a Fernando Benítez”.

Radio Garzón: mala onda entre azules 7 19 abril, 2024
Guillermo Montealegre con su nieta Gabriela.

Azul profundo

En las radios estaban de moda los boleros. Sonaban tres voces nacidas en Vega Baja (Puerto Rico): Fernandito Álvarez, Pepito Maduro y Benito de Jesús. Ellos entonaban: “Hicimos de la noche azul una linda canción, un poema de amor para soñar los dos”. Los locutores presentaban y las mujeres suspiraban en casa. Entretanto, cayó la oscuridad sobre los dirigentes conservadores de Garzón. No tenían influencia sobre la programación de la emisora. La confrontación política entre facciones del partido conservador del centro y sur del Huila fue evidente durante la asamblea ordinaria del día 27 de febrero de 1975. Los conflictos de intereses enfrentaron a los accionistas de Garzón contra Manuel Castro Tovar. Jesús M. Vargas (representaba las acciones del médico Castro Tovar), Hernando Ordóñez Mazorra (las acciones de Fanny Polanía de Castro) y Luis E. Gerardino ( las acciones de Jaime Castro Polanía). Hernando Valenzuela actuó en representación de Rosalía Valenzuela de Cuenca. Asistieron también: Jaime Cuenca Cadena, Miguel Trujillo Oliveros, José Manuel Gómez Díaz, Julio Chávarro y el presbítero Urbano Quintero (Representaba a la Diócesis de Garzón. Era observador porque no  presentó poder para actuar con voz y voto durante la asamblea). Presidió Miguel Trujillo Oliveros y como secretario Fernando Benítez R.

Corría el año 1975 y Radio Garzón cumplía 20 años. Transitaba por su peor momento administrativo y financiero. El dirigente conservador Jaime Cuenca Cadena había logrado acumular 216 acciones de la empresa. Sin embargo, no tenía la mayoría decisoria frente a la familia Castro Tovar de Pitalito. Como revisor fiscal actuaba Luis Enrique Daza Vargas y como suplente Evaristo Cabrera Chávarro, también dirigente conservador de Pitalito.

Como medida de presión y para evitar la asamblea de socios, Cadena Cuenca manifestó por escrito que la reunión de ese día (6 de septiembre de 1975), era ilegal. Argumentó que las citaciones no se habían hecho conforme a lo establecido en el artículo 13 de la escritura 832 (Notaría de Garzón. Septiembre 4 de 1956). Ofició como secretario  Rodrigo Silva Vargas.

Los accionistas de Garzón habían perdido el poder sobre las decisiones administrativas y las políticas en la emisora. La familia Castro Tovar, también propietario de la emisora Radio Sur (Pitalito), tenía la mayoría accionaria.

Radio Garzón sonaba en casa de Ana Virginia Montealegre Cerón. Una voz de estilo singular y fraseo original le decía: “Así es el amor del alma. Así nos queremos tú y yo”. Las cuerdas rasgadas emitían un acorde y una nota final en Fa Menor.