La Nación
EDITORIAL

¿Rebajar costo de la gasolina?

Ha resurgido el debate en torno a si es factible o no reducir el alto precio que por los combustibles fósiles pagamos los colombianos, de entre los más costosos del mundo pese al interesante momento de mini bonanza petrolera que se vive y a la vecindad con dos grandes productores de petróleo como Venezuela y Ecuador. Ha resurgido el debate en torno a si es factible o no reducir el alto precio que por los combustibles fósiles pagamos los colombianos, de entre los más costosos del mundo pese al interesante momento de mini bonanza petrolera que se vive y a la vecindad con dos grandes productores de petróleo como Venezuela y Ecuador. Los precios de la gasolina y otros combustibles para automotores en Colombia siguen siendo un verdadero misterio para el ciudadano del común, que no entiende cómo ese costo nunca desciende pese a las fluctuaciones del mercado internacional del petróleo, que ha pasado en algunas épocas de 40 dólares el barril a más de 100, y ha descendido en similar proporción. E igualmente sigue siendo incomprensible que, mientras Venezuela es el gran proveedor de Estados Unidos y otros países industrializados y desarrollados, nunca se haya establecido un intercambio comercial de gasolina con el vecino país, excepto el enorme contrabando y algunas cuotas legales que se expenden en la frontera. Mientras un cucuteño o guajiro puede tanquear su vehículo con menos de $20 mil, los del resto del país deben sufragar más de $100 mil. El debate se ha reanudado en torno a esta aguda problemática, y el propio ministro de Minas y Energía, Mauricio Cárdenas ha dicho que es partidario de discutir la posibilidad de una rebaja que podría ser de hasta $1.000, que seguramente no satisfará a los consumidores pero sería un buen punto de partida para esperar próximas rebajas. Pero el asunto no es ni tan fácil ni tan probable. Si bien los costos de producción del combustible dentro de Colombia son altos para Ecopetrol, que tiene el monopolio nacional, no representan más del 50% del precio final para el consumidor; el resto del costo está en impuestos, los cuales se han convertido en un rubro esencial para las arcas oficiales, y no hay hasta ahora un momento propicio para desmontar esos tributos. Lo que siempre se ha dicho es que, si se eliminaran algunos de los impuestos asociados a los combustibles fósiles, éstos deberían ser remplazados obligatoriamente puesto que el hueco fiscal que se crearía no tendría posibilidad de ser cubierto con otras fuentes que no fuesen nuevos impuestos. Es un asunto muy complejo, un tire y afloje entre ciudadanos que sienten que el precio de la gasolina los aprieta mes a mes y un Gobierno que sabe que, aún si quisiera, no tiene margen de maniobra para ceder en los tributos que se reciben por vía del consumo de los combustibles. De cualquier manera hay un tercer actor que no ha sido vinculado directamente a las discusiones y es Ecopetrol, hoy con una participación privada significativa de tal manera que sus resultados económicos – boyantes y extraordinarios – no sólo están beneficiando al Estado como su mayor accionista sino también a un selecto grupo de más de 400 mil propietarios particulares. Bien valdría que se analizara cuál sería el aporte de Ecopetrol en esta discusión. “Los precios de la gasolina y otros combustibles para automotores en Colombia siguen siendo un verdadero misterio para el ciudadano del común…” EDITORIALITO Las madres,  jefes de hogar, comenzaron a promover una desobediencia civil, frente a los desmesurados ajustes en el impuesto predial. Otra vez, son las mujeres las que dan ejemplo. Y con mucha justicia, exigiendo que se revise la actualización catastral.