Rodolfo Valderrama Díaz
El gobierno se propone adoptar una serie de medidas que las definirá una vez se realice la contienda electoral, dado el rechazo ciudadano, entre ellas la reforma laboral que por experiencias de las reformas neoliberales de Gaviria y Uribe, beneficiaron a empresarios pero significó la informalidad de la mayor parte de los empleos; entre los aspectos de dicha reforma tenemos la contratación por horas, magnificada por los gremios pero con el riesgo de que muchos trabajadores que tienen tiempo completo pasen a laborar por horas según conveniencia del patrón. Con el argumento de aumentar empleos, lo mismo que se planteó en reformas anteriores, impulsarán dicha política, la cual necesariamente va a producir los mismos malignos efectos anteriores: beneficiar a empleadores, no aumentar empleos formales, pues el modelo de desarrollo no lo permite, y degradar aún más el drama del desempleo y sub-empleo.
Referente a la reforma pensional, el señor Duque insiste en que no liquidará a Colpensiones, claro continuará el nombre institucional pero operará como fondo privado, ya que la salida masiva de afiliados desde los fondos privados, dado el engaño de que fueron objeto, les está reduciendo sus jugosas ganancias; recientemente se filtraron algunos aspectos reservados que el gobierno tiene para esta reforma, “se les chispotió”, de inmediato el mismo presidente trató de desmentirlo ante el peligro de afectar al sector uribista y conservador en las elecciones. El propósito del gobierno es complacer a financiadores de su campaña, caso de los fondos privados, imponiendo la política de que las pensiones dependan del ahorro individual, razonable para quienes tienen altísimos sueldos e ingresos de capital, pero catastrófico para las mayorías de bajos salarios, debido a que la pensión ya no será de por vida sino por determinado tiempo. ¡Ojo pueblo adormecido por la farándula, celulares, fanatismo deportivo, curas y pastores!
Sobre la reforma de salud el gobierno dice que abolirá las EPS ineficientes y dejará las “buenas”, ya se han abolido algunas, la última Salud Vida, pero no se ha profundizado en las deudas con los hospitales, asunto que se traslada a todos los contribuyentes; tampoco en la ampliación de las “buenas” para no desmejorar el servicio; estas EPS están de plácemes porque aumentarán los clientes e ingresos en 30% o 40%, pero su personal y costos, los dejará igual o los aumentará en un porcentaje mínimo. Los gobiernos han aprovechado que las mayorías “tragamos entero”, otros ni siquiera están malinformados, y las organizaciones sociales son incapaces de lanzar una campaña informativa para contrarrestar la perversidad oficial.