La Nación
Reivindicar el populismo 1 28 marzo, 2024
COLUMNISTAS OPINIÓN

Reivindicar el populismo

Hace unos meses gracias a una conferencia que dicté en la XVI Cumbre Mundial de Comunicación Política celebrada en Monterrey (MÉXICO), tuve la fortuna de encontrarme con Ángel Beccassino, uno de los comunicadores y estrategas más importantes en la actualidad, a quien admiro por su profesionalismo. En esa ocasión pude escuchar su conferencia y me sorprendió el planteamiento, hecho por él frente al populismo, uno diferente y que contrasta con la percepción normal de populismo.

El populismo relacionado con el concepto de demagogia, que conceptualmente puede estar bien enmarcado, al ser definido como la “estrategia utilizada para conseguir el poder político que consiste en apelar a prejuicios, emociones, miedos y esperanzas del público para ganar apoyo popular…” pero que además se ha desprestigiado debido a que se utiliza para la manipulación electoral, según Beccassino debe ser reivindicado. No abolido y desterrado como muchos piensan.

Y en gran medida, tiene razón al mirar desde otra óptica la definición de populismo.

Resulta evidente que en una sociedad como la nuestra, con los índices de pobreza que tenemos, con un sistema económico que busca beneficiar a unos pocos, con un estado soportado en la corrupción como eje fundamental de sus ejecutorias, que ha dejado abandonada una población que en su mayoría crece condenada a repetir, generación tras generación,  historias de abandono y marginalidad, el populismo ha crecido y se fortalece pero fracturado por la desconfianza que generan tantas promesas incumplidas.

Pero si en esa misma sociedad se utiliza el populismo, no para mentir, manipular y engañar, sino para escuchar, atender y dignificar esa población que requiere ser visualizada, si ese populismo se utiliza para sensibilizar a una clase política y a dirigentes tradicionalmente sordos ante la necesidad popular, y se construye una relación basada en la palabra, principios y valores, en el cumplimiento de lo prometido, existiría la posibilidad de reivindicar esa figura y convertirla en una necesidad al momento de construir gobiernos dignos y coherentes.

Creo que ese es el reto de este nuevo gobierno, lograr reivindicar el valor del populismo, demostrar que, para gobernar bien, no es necesario perpetuarse sino consolidarse, dos cosas que son diferentes. Quien se perpetúa gobierna imponiéndose, corre el riesgo de ser autoritario y no respeta, pero quien se consolida permanece gracias a su buen actuar, sin necesidad de sectarismos, sin avasallar a quienes piensan diferente y demostrando con acciones que escucha al pueblo para beneficio del pueblo y no del gobernante de turno.