Con toda razón los cafeteros del Huila le han salido al paso al señor ministro de Agricultura, Rubén Darío Lizarralde, luego de que éste afirmara que como el precio del café ha subido sustancialmente, los recursos asignados para el pago del llamado PIC serán destinados a otros sectores del agro colombiano. Un real despiste es la actitud del Ministro, asumiendo el alto funcionario que esos precios no serán momentáneos y que, en lo que resta del año, los sufridos y abnegados cafeteros no volverán a necesitar el apoyo del Gobierno Nacional. Nada más alejado de lo que es un mercado con tantos vaivenes y cuyos precios dependen, no del Gobierno ni de los propios cafeteros colombianos, sino de variables ajenas al país y propias de un insensible entorno financiero mundial cuyo epicentro de decisiones es la calle Wall de Nueva York, por lo cual nadie sensatamente podría afirmar hoy o mañana que el alza del grano se sostenga por un buen período.
Lo lógico y sensato, como lo expresó el representante del Huila en la cúpula de la Federación de Cafeteros, Fernando Castro Polanía, es que dicha partida presupuestal quede en reserva, para preservar los intereses económicos de los cultivadores. Se trata, lo dicho por el Ministro, de una ligereza con el aparente afán de quedar bien con otros sectores sin tener fundamentos ni teóricos ni prácticos de mercado nacional e internacional. Y se le recuerda al funcionario que con el desmonte del 4 por mil, el Congreso de la República destinó 3,1 billones de pesos para el campo en general, de los cuales un billón de pesos fue aprobado para pagar la Protección al Ingreso del Caficultor (PIC). Es decir que se trata de recursos con destinación específica, mientras que los dos billones restantes son para invertirlos en los demás sectores de producción campesina.
Olvida, suponemos de buena fe, el señor Ministro que el del grano es un mercado totalmente especulativo, considerando por ejemplo que en las últimas dos semanas el precio del café ha aumentado cerca del 36 por ciento en promedio, pero nadie puede garantizar – ni aquí ni allá – que de un momento a otro también puede desplomarse.
Suena acertada entonces la propuesta hecha por el Huila para que, si hipotéticamente sobra dinero, que se convierta en capital semilla para establecer el fondo de estabilidad del precio del café de manera que, a largo plazo, exista un soporte que no haga necesario acudir de nuevo al Congreso o al Gobierno, o a las vías de hecho, para solventar los momentos críticos del sector. Y aquí también debe hacerse un llamado a los cafeteros para que no dejen escapar como el aire una eventual época de vacas gordas; que sean prudentes en el manejo de sus dineros, que ahorren o por lo menos inviertan con responsabilidad los remanentes de una buena época, de manera que – como dicen las abuelas – no se atengan siempre al “papá Estado”.
“Se trata de recursos con destinación específica, mientras que los dos billones restantes son para invertirlos en los demás sectores de producción campesina”.
EDITORIALITO
La suerte está echada. La concesión de licores deberá adjudicarse hoy entre los proponentes habilitados. Que gane la mejor propuesta, técnica y económica. La sostenibilidad y las garantías deben pesar a la hora de decidir.