Por: Píter Bonilla Díaz
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Aquí está:
Los lanzan a las calles con el cuento de las marchas de “protesta pacífica”. Son conscientes de que terminan en vandalismo. Sin embargo, se empecinan en volver a convocarlas con los mismos, o peores resultados y nada les importa. Tiran la piedra y esconden la mano.
El pretexto es crearle problemas al Gobierno. Desestabilizarlo. En otras palabras, tumbar al presidente Duque. No tanto por ser él, sino por hacer parte del partido político que fundó el expresidente Álvaro Uribe Vélez. Luego esto tiene nombre propio.
Saben perfectamente que los gravísimos problemas que en distinto orden afectan al país vienen de pretéritos tiempos. Y ahora empeorados por la pandemia. Que se agudizaron en la parte económica por el enorme hueco fiscal que le dejó la Administración Santos: La “mermelada corrupta” por toneladas. La inmensa burocracia de la JEP. Me haría prolijo seguir enumerando el derroche sin precedentes. Que el Jefe del Estado por eximirse de poner el “espejo retrovisor” para refrescar la memoria sobre el inédito despilfarro de Santos, con tal de tener a todos contentos y anestesiarnos con el señuelo del proceso de paz, repito, el Gobierno para obtener el incremento tributario y así dar cumplimiento a un cúmulo de obras sociales pedidas a gritos, dio semejante “papayaso”.
No tuvo en cuenta que “el palo no estaba para cucharas”, para obstinarse en presentar la malhadada inoportuna reforma. Sin que atendiera, incluso la sugerencia reiterada de todas las colectividades partidista; por las redes sociales y hasta la de sus correligionarios encabezados por Uribe.
Solo al observar la escalada de los violentos y cuando la nación estaba en vilo, retiró el esperpento tributario y le dio largada al ministro Carrasquilla. Como si no le bastara, cambia la reforma tributaria por la de la Salud, que sus opositores distorsionan para aumentar la protesta. Pareciera que Duque no estaba sobre avisado cuando el mismo día de su posesión Gustavo Petro anunció con visible encono, frustración y resentimiento, lo que se está viendo. O no le creyó. Ignora los antecedentes de un ex guerrillero que mentalmente no se ha desmovilizado. Es demasiado ingenuo, o está pesimamente asesorado.
Lo inexplicable de todo esto, es que al Jefe del Ejecutivo se le olvidó la AUTORIDAD, para imponer el ORDEN. Como que no se ha enterado que es el comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas y que constitucionalmente se le permite defender la honra y bienes de sus compatriotas. ¿Usted cree, estimado lector, que ésta situación la hubiera permitido Álvaro Gómez, o Uribe Vélez?
Lo cierto es que el mal está hecho con una serie de actos enrevesados por parte de los actores materiales de este desastre. Reclaman del Estado la solución de las causas insatisfechas y destruyen lo que con tanto sacrificio, pobreza y abnegación se ha edificado. Incendian bancos, CAI’s con intención criminal con agentes policiales dentro; colectivos urbanos, medio para el transporte popular que ellos mismos utilizan. Taponan las vías. De contera la movilización, afectando el comercio ante la poca venta y el cierre de los negocios. De paso se presenta el fenómeno de la escasez y el encarecimiento de todo, como si no fueran víctimas de su propio desafuero. Y sin forma de judicializarlos porque la Policía no los puede capturar, so pena de ser objeto de la severa aplicación de los Derechos Humanos. Por supuesto que estos antisociales actúan bajo el efecto de la droga. Basta con ver su aspecto físico de zombis que cumplen órdenes a ciegas. Que desde luego las imparte Petro y sus secuaces, la dirigencia de FECODE y los flamantes líderes de las centrales obreras.
Para citar apenas dos casos en el Huila. En Pitalito, al sur, la gente se rebotó y no está dispuesta a permitir que se continúen afectando los intereses del colectivo social. Para este sábado a partir de las diez de la mañana se ha convocado en la glorieta del Terminal, una marcha blanca por la libertad y los derechos civiles. En el Valle de Laboyos no hay gasolina, ni gas. Tampoco medicamentos; ni comida. Están sin transporte. Es decir, sin ningún tipo de movilidad. En breves palabras, Pitalito está sitiado por la arremetida de unos foráneos que han mal interpretado el estilo Robin Hood.
Al oriente de Neiva, a partir de la Inspección de Vegalarga, hasta Puerta del Sol, esa próspera y hermosa región, ante el deteriorado estado del carreteable por el intenso y fuerte invierno que no permite el transporte de lo que produce la tierruca en gran escala, como es el café y el banano, para el mercado, no solo del norte del Huila, sino de Bogotá y sitios aledaños. Ahora de remate la zona está aislada por los distintos taponamientos por parte de sujetos de la misma calaña.
En conclusión, los individuos antes mencionados, son los responsables de los inmensos, e irreparables perjuicios causados. Claro que también los alcaldes comunistas. No hay para qué citarlos porque ya se sabe dónde están.
La otra, es que la ultra izquierda con el que elija como candidato se liquidó políticamente. La reacción ciudadana contra la desolación de sus marchas, hace que se incline por un líder con autoridad de centro derecha. Amanecerá y veremos que sigue. Y hasta cuando el pueblo colombiano se arma… de valor.