La Nación
Resurrección de Jesús es obra de Dios  1 24 abril, 2024
ACTUALIDAD

Resurrección de Jesús es obra de Dios 

Hoy el Evangelio es invitación a resucitar con Cristo, a amar de verdad, a confiar, a vivir la vida y la fe con más alegría, con más esperanza, con más solidaridad. Invitación a ir a la comunidad y compartir lo que Dios ha hecho con nosotros, la alegría que hemos encontrado en su amor.

 

Padre Elcías Trujillo Núñez

 

 «Cuando los discípulos regresaron de Emaús y llegaron al sitio donde estaban reunidos los apóstoles, les contaron lo que les había pasado por el camino y cómo habían reconocido a Jesús al partir el pan. Mientras hablaban de esas cosas, se presentó Jesús en medio de ellos y les dijo: «La paz esté con vosotros». Ellos, desconcertados y llenos de temor, creían ver un fantasma. Pero él les dijo: «No temáis; soy Yo. ¿Por qué os asustáis? ¿Por qué surgen dudas en vuestro interior? Mirad mis manos y mis pies. Soy yo en persona. Tocadme y convenceos: un fantasma no tiene ni carne ni huesos, como veis que tengo yo». Y les mostró las manos y los pies. Pero como ellos no acababan de creer de pura alegría y seguían atónitos, les dijo: «¿Tenéis aquí algo de comer?» Le ofrecieron un trozo de pescado asado; él lo tomó y se puso a comer delante de ellos.  Después les dijo: «Lo que ha sucedido es aquello de que os hablaba yo cuando aún estaba con vosotros: que tenía que cumplirse todo lo que estaba escrito de mí en la ley de Moisés, en los profetas y los salmos». Entonces les abrió el entendimiento para que comprendieran las Escrituras, y les dijo: «Está escrito que el Mesías tenía que padecer y había de resucitar de entre los muertos al tercer día, y que en su nombre se había de predicar a todas las naciones, comenzando por Jerusalén, la necesidad de volverse a Dios y el perdón de los pecados. Vosotros sois testigos de esto». (Lucas 24,35-4)    

 

Continúan las apariciones, las dudas de los discípulos, el miedo, la confusión, la sorpresa. Una prueba más de que los amigos de Jesús no se esperaban la resurrección. Porque la resurrección de Cristo es obra de Dios, no demostración de los hombres; es don de Dios, no conquista racional o científica humana. Si intentamos catalogar la resurrección de Cristo en parámetros empíricos, nunca llegaremos a entenderla.

Es una nueva realidad, algo radicalmente diferente, nunca vivido por un ser humano. Y para acceder a esa realidad se nos pide creer, confiar, tener fe. El Evangelio es una continua llamada a no tener miedo, el miedo no es cristiano, es humano. Cristo nos tranquiliza y nos llama a convencernos de que la fe, la resurrección no son producto de una alucinación que nos hace ver fantasmas.

La fe es real, un acceso distinto a la realidad que nos permite llegar adonde no llegan nuestros sentidos, nuestra razón. Por eso Jesús insiste: no soy un fantasma, soy real, con una realidad diferente a la científica, pero real. Por eso los invita a comer con él, porque es en el compartir donde Jesús se manifiesta, especialmente en ese compartir maravilloso que es la Eucaristía.

Vivimos tiempos difíciles para la fe. La mentalidad actual es cada vez más científica y menos crédula, sólo acepta lo controlable y cuantificable con la razón humana. Lo demás lo reduce a meras supersticiones. Como creyentes también a veces nos entran dudas, como a los discípulos, y nos preguntamos si en verdad es real lo que creemos, o un invento de nuestra mente o de nuestra necesidad de aferrarnos a algo ante la crudeza de la vida y de la muerte.

Pero, por otro lado, nuestra fe nos dice que Cristo está vivo, que lo sentimos, que lo vivimos, que nos da fuerzas, que es Alguien Personal que alienta y anima nuestra fe y nuestro amor. ¿Quién puede negarnos esto?  Hoy tenemos que fortalecer nuestra fe en una relación con Cristo que transforme nuestra vida. Y para ello no podemos vivir la fe de forma aislada. El resucitado se aparece a personas, pero siempre las convoca a la comunidad.

Es la Iglesia la que anuncia el Evangelio. Somos comunidad que vive, comparte y contagia la alegría de la fe en la resurrección. Y sobre todo es nuestro testimonio de amor el que convencerá de que esa Resurrección de Cristo no es una invención, es una realidad que nos hace amar y entregarnos a los demás.

Hoy el Evangelio es Invitación a resucitar con Cristo, invitación a amar de verdad, invitación a confiar, invitación a vivir la vida y la fe con más alegría, con más esperanza, con más solidaridad, invitación a ir a la comunidad y compartir lo que Dios ha hecho con nosotros, la alegría que hemos encontrado en su Amor. Empecemos por resucitar nosotros y el mundo creerá que Jesús ha resucitado. Y sólo se notará que hemos resucitado cuando amemos de verdad como Cristo nos amó.