La Nación
EDITORIAL

Retomar la agenda de paz

La necesidad de explorar una política integral de paz, que involucre no solo una eventual negociación con la guerrilla comenzó a plantearse en círculos intelectuales del país. La necesidad de explorar una política integral de paz, que involucre no solo una eventual negociación con la guerrilla comenzó a plantearse en círculos intelectuales del país. Y se hace en medio de los ataques que se han venido incrementando en el sur del país y en medio de la expectativa por la liberación de los últimos diez uniformados en poder de las Farc. Y no se trata de una iniciativa aislada para repetir modelos fracasados. Por el contrario, es un complemento a los avances que se han venido realizando en términos de reparación a las víctimas, Ley de Tierras y un nuevo enfoque de ruralidad que involucre integralmente la problemática en los territorios afectados por el conflicto armado. La carta de los intelectuales, retoma temas esenciales que han venido cobrando fuerza. En primer lugar, se requiere una estrategia de seguridad y paz para hacer frente a todos los factores de violencia. Además de las guerrillas hay que tener en cuenta otros factores de violencia como los grupos paramilitares y las bandas criminales. Adicionalmente una estrategia para enfrentar el narcotráfico, cuyos recursos alimentan el conflicto y estimulan la criminalidad. Pero también una estrategia de paz con la sociedad en general. Y por una razón. Si bien el objetivo de una negociación es desmantelar todas las estructuras ilegales de violencia y restaurar el monopolio del uso de la fuerza legítima por parte del Estado, hay temas estructurales que tendrán un impacto en la eventual consolidación de la paz en el país y que se deben concertar no solamente con la insurgencia sino con los distintos sectores de sociedad civil involucrados, particularmente en las regiones. Y aborda aspectos altamente sensibles como la propiedad y uso de la tierra, el medio ambiente, la inclusión social y la participación política, con un nuevo enfoque de ruralidad, más allá de la problemática estrictamente agropecuaria. Es decir, una política capaz de articular la negociación dela paz con los actores armados y la construcción de  una paz con la sociedad en general. Pero antes, insisten en consolidar acercamientos discretos, sin despejes, y en medidas que atenúen la violencia y permitan  avanzar hacia un cese de hostilidades, como requisito para una eventual negociación política. No en vano, en algunos sectores se insiste en que el viaje a Cuba del presidente Santos iba más allá de la Cumbre de las Américas. También en  explorar la disposición de los presidentes de Cuba y Venezuela,  intermediarios claves en una eventual negociación. El desafío, por supuesto,  es superar el “síndrome del Caguán” y retomar la opción de la solución política negociada, como el motor que moverá la prosperidad. “El desafío, por supuesto,  es superar el “síndrome del Caguán” y retomar la opción de la solución política negociada, como el motor que moverá la prosperidad”. Editorialito El  Wilfrán Adrián Morea Ipia, falleció en Neiva esperando el trasplante de su médula ósea que nunca le autorizó la EPS a la que estaba afiliado. Su deceso es otra demostración de la deshumanización de estas entidades, que le siguen haciendo  todas las maromas para eludir sus obligaciones. ¿Quién responde?