La semana anterior se realizó en Bogotá el IV Congreso Nacional del Partido Verde en el que 1.500 delegados de todos los rincones de Colombia tomaron decisiones trascendentales para esta organización política.
Los 3.587.000 votos obtenidos en la segunda vuelta la mostraron como la segunda fuerza política del país y una importante opción de poder en el futuro, pero nuevos errores en la conducción del partido lo continuaron debilitando hasta llegar a temerse que en las elecciones parlamentarias de marzo del próximo año podría perder la personería jurídica pues existía el riesgo que no alcanzara el 3% del total electoral (alrededor de 450.000 votos) para mantenerse vigente de acuerdo a la actual ley de partidos políticos en Colombia.
Las decisiones tomadas en este IV Congreso alejan el fantasma de su desaparición y lo convierten en real opción de poder en las elecciones presidenciales del próximo año.
El partido, por una muy amplia mayoría (más del 90% de los delegados) decidió unirse con el movimiento Progresista creado por el alcalde de Bogotá Gustavo Petro y hacerle una invitación especial a Compromiso Ciudadano, fuerza política fundada por el hoy gobernador de Antioquia Sergio Fajardo, para que al igual que con Progresistas, se produzca la fusión en un solo partido.
Para facilitar estas alianzas se cambió de nombre a la organización pasando a llamarse ahora Alianza Verde. Esta fue una decisión más difícil en la que la tercera de los delegados votó por mantener el nombre de Partido Verde y las 2/3 partes acogió el nuevo nombre. También se adoptaron otras decisiones trascendentales como retirarse de la coalición de gobierno, a la que se ingresó después de una invitación del presidente Santos, decisión tomada por la Dirección Nacional sin una consultal, que generó una gran inconformidad y rechazo en las bases del partido. Las otras decisiones de importancia fueron la aprobación de un nuevo programa con orientación de centro/izquierda que rompe con el modelo neoliberal que ha seguido el país en los últimos gobierno, la aprobación de unos estatutos modernos con libertad de tendencias y amplio poder de las bases militantes en la toma de decisiones, una consulta en las elecciones de marzo para escoger el candidato presidencial y el nombramiento de una nueva dirección de 25 personas en la que el Huila está representada por sus dirigentes Rodrigo Lara Sánchez, Miguel Rodríguez y Oscar Urueña. Se trató de un congreso muy deliberante y democrático en donde, como bien lo anotaron algunos medios de comunicación, la organización dio un paso hacia las posiciones de centro/izquierda y fortaleció su unidad.