Por: Javier Cabrera
La revocatoria “un derecho político, por medio del cual los ciudadanos pueden dar por terminado el mandato que le han conferido a un gobernador o a un alcalde”, se desvirtúo en nuestro país. Hoy en día es la herramienta utilizada por políticos y enemigos de ellos para desprestigiar, acorralar y presionar a un gobernante que no actúa bajo los interese particulares de algunos.
Ya es usual que gobiernos locales, al pasar un año independientemente de las acciones del gobernante, sean sometidos a atender acciones que invitan su revocatoria. No importa si el gobernante es malo o bueno, mucho menos si estamos en pandemia, situación que evidentemente afecta, lo importante es tratar de acabar antes de tiempo el mandato del susodicho, para tratar de llegar al poder.
No estoy diciendo que esta herramienta jurídica no se aplique, claro que debe hacerse, para eso se estableció, pero no se puede convertir en el pan de cada día para fines políticos de terceros o para beneficiar particulares alejados del poder de turno. Algunos se atreven a decir que se ha convertido en la herramienta de extorción más sencilla, ya que al margen la objetividad con la que se solicite y el posible deseo sincero de pensar en la comunidad, desafortunadamente es atendida por los medios de comunicación con ‘bombos y platillos’, menoscabando la imagen del mandatario y en ocasiones poniéndolo contra las cuerdas.
Es decir, es la medida más populista para desprestigiar un gobierno y pareciera que se esta utilizando esta excelente herramienta democrática igual que la tutela, para todo, por todo y en todo.
Según la revista digital ‘Asuntos Legales’, a 14 de Enero ya se habían radicado 28 solicitudes de revocatoria en el país. Especialistas advierten, “que la utilización de la revocatoria de mandato puede incentivar la inestabilidad institucional, especialmente cuando se emplea de manera revanchista, esto es, cuando los candidatos o partidos que perdieron en las elecciones utilizan este mecanismo como arma política para desplazar del cargo a los ganadores y así tener una segunda oportunidad para acceder al poder (Jiménez, 2001; Welp& Serdult, 2012, entre otros).”
Se debe castigar a quien mal gobierna, para eso es la revocatoria, pero no se puede desgastar tan importante herramienta solo para hacer populismo y ejercer oposición indebida. Eso es lo que el estado debe garantizar desde que se inscribe dicha solicitud. Pero no lo está haciendo y los vivos se están aprovechando.