La Nación
Ricardo Areiza se retira del diario La Nación 1 18 abril, 2024
HUILA

Ricardo Areiza se retira del diario La Nación

El contestario, apasionado y temido por muchos, Ricardo Areiza Sandoval le dice hasta luego a su oficio como periodista, para dedicarse a sus proyectos personales, entre esos, escribir un libro. LA NACIÓN le agradece a su ‘joya’ del periodismo investigativo por su dedicación y aporte a la región sur colombiana.  Aquí una semblanza de él.

 

CATERIN MANCHOLA

huila@lanacion.com.co

“Yo no soy un personaje, he sido un carga ladrillos toda la vida”, repite modestamente Ricardo Areiza Sandoval, único periodista que ha sido editor general de los dos medios más importantes e influyentes del Huila, acumula más de cuatro décadas de saberes, y numerosos premios y reconocimientos, de los que, insiste, no son para vanagloriarse.

El temido y admirado periodista laboyano, procura por la prudencia, por agachar la cabeza y mover las manos constantemente cuando habla acerca de su vida personal y carrera: “lo que yo hago es importante en la medida en que tiene un efecto en la sociedad, pero no como ego personal”, aclara.

Y es que, la historia del país se ha escrito con tinta de guerra y violencia, insurgencia y dolor, de un constante enfrentamiento armado entre los mismos colombianos; pero en medio de esos bandos, con un enfoque diferencial de narrar las verdades, ha estado su trabajo periodístico.

El oficio le gusta. Le apasiona.  Ha construido su vida a partir de ello, en medio de fuego cruzado, amenazas (a las que no les presta atención), estrés, amor y exigencia diaria. Así mismo, ha tenido cargos directivos, pero no han sido de su agrado.

Los pinitos

Nació en 1958 y a los 16 años de edad ya había sido cofundador de periódicos escolares en Pitalito, pues dos de sus profesores fueron grandes periodistas. Como todo buen escritor es también un buen lector. Fue así como Las Mil y Una Noches, le puso a volar la imaginación; Robinson Crusoe, le inspiró a soñar; José Eustasio Rivera, le enseñó el ritmo; y Gabriel García Márquez, el detalle.

Don Ricardo arrancó de manera empírica por la radio en el Valle de Laboyos, eso le abrió el camino y, además, le permitió conocer al amor de su vida. Trabajó en Radio Sur apenas terminó el bachillerato. Posteriormente, a los 19 años, optó por aventurarse en visitar Caquetá siendo corresponsal de RCN radio: ese suceso lo marcó de por vida.

Aquél día, en un primer momento con su equipo de prensa pensaron que se trataba de un atraco al banco en pleno centro de Florencia, pero luego vieron cómo el M-19 izaba su bandera. Ahí don Ricardo supo que estaba en el momento y lugar más oportuno, para un periodista. Pronto el sonido del tiroteo invadió toda la plaza. El cruce de fuego en pleno día lo tomó, en ese momento, como algo supremamente emocionante.

“Vivíamos el conflicto por radio y televisión, de manera muy lejana, y estábamos en tiempo de guerra. Yo quería narrar el conflicto, sentirlo, entonces fui afortunado porque al mes y medio de estar allá, en marzo de 1984, el M19 se tomó Florencia, y yo fui el de la gran chiva”, dijo con orgullo.

Continuó contando que “era la primera ciudad capital que se tomaban. Transmitimos en vivo dos horas a nivel a nacional y en medio de la confrontación armada”.

Luego, el susto vino al caer la tarde. “Cuando se calmó todo, fuimos a mirar la cantidad de muertos, más de 30 víctimas, entonces nuestra reacción fue ‘pero qué brutalidad hicimos…’”.

Reiteró que esa era “la noticia más grande que había en ese momento en el país”. El mismo día, también fue testigo de cómo hacían pasar por guerrilleros a víctimas fatales civiles. Allí continuó su formación y aprendió a tener menos miedo, al ritmo en que iba realizando cubrimiento periodístico a masacres, se percataba del dolor de gente campesina y víctimas…, y se fue moldeando.

Cartas en combate

Para ese tiempo, pese al panorama y en medio de la preocupante situación en la que se encontraba trabajando en Caquetá, logró conservar su novia. Viajaba mensualmente o cada 15 días a Pitalito, algunas veces por tierra, otras en avión, y siempre estuvieron presentes las cartas y llamadas telefónicas.

Una de esas visitas fue un viernes en la tarde, donde, tras un intento fallido, logró casarse con Gladys Cecilia González: su novia de toda la vida. “Fue a la carrera”. Risas. Areiza Sandoval tenía 25 años y Cecilia González 19, al siguiente día tuvieron un pequeño compartir y nuevamente el periodista regresó solo a Florencia.

De su esposa contó que se conocieron porque fue su fan mientras hacía radio en Pitalito. “Ella me escuchaba y llamaba a la emisora cuando hacíamos concursos, era la que siempre ganaba. Un hermano de ella terminó siendo amigo mío y ahí nos conocimos…”.

Su regreso al Huila se dio en medio de un hecho en el que habían matado a dos periodistas de su entorno, por lo que comenzó a sentir que la situación era más compleja, pero además, porque su esposa quedó embarazada de Sofía, la primera de dos hijos.

Por descarte

Entre tanto, de su proceso por perfeccionarse como profesional también recuerda que hubo un día en que estuvo secuestrado por descarte. Ahora lo ve como algo gracioso, pues en 1989 el ELN estaba reteniendo periodistas en todo el país para hablar acerca de política petrolera, en Huila planearon raptar a los directores de todas las emisoras, “no estaba yo en la lista, pero el día en que se hizo el operativo estaba solo entonces llegaron por mí. Yo fui de carambola, pero de todas maneras no deja de ser preocupante”, risas.

En principio creyó que sería para una rueda de prensa, sin embargo, sintió temor cuando les vendaron ojos y los dirigieron hacia Cerro Neiva. Los tuvieron en una casa por dos días, sin dejarles escuchar radio e incomunicados, “eso era solamente para la rueda de prensa, pero cuando se alborotó todo por los medios entonces no nos podían sacar”. Para ese entonces tampoco pensó en dejar el periodismo, anotó.

Época de transición

Resaltó que pasar de la máquina de escribir a los computadores implicó una revolución, “fue fabulosa”. Recordó que para cuando nació LA NACIÓN, en 1994, este era el único medio regional que venía a implementar ese nuevo sistema.  No obstante, la adaptación fue limitada y hubo otros periodistas que no lograron ese cambio.

Las mieles de las nuevas tecnologías igualmente trajeron consigo que se perdiera la oportunidad de hacer reportería. “Hoy el periodista se queda detrás del computador y no sale, no pregunta, no contrasta, eso antes que facilitar, está eclipsando el periodismo”, criticó.

“Uno tiene que sentir el miedo, el estrés, el entusiasmo y la satisfacción para poder escribir. De resto no. Buscar siempre otro punto de vista, así es como se encuentran las historias”, subrayó.

La radio le creó una disciplina que lo despierta todos los días a las cuatro de la mañana, así se haya acostado a las 12 de noche, como suele pasar.

A lo largo de su carrera ha tenido otras grandes ‘chivas’, como el rompimiento del primer proceso de negociación de paz entre las otrora guerrilla Farc y el Estado, en el periodo de mandato de Belisario Betancur. Y fue el único periodista del Huila que cubrió la desmovilización del M-19 en Suaza, con lo que también fue premiado.

Entre las empresas para las que laboró indicó que RCN radio fue su gran escuela durante 11 años, trabajó como corresponsal de CM& y de Colprensa, Caracol Radio, entre otros medios de comunicación. Además, cuenta con varios reconocimientos, y ocho premios Reinaldo Matiz, un Carlos Salamanca, uno de la Revista Semana, y varios más que también incluyen la categoría internet. Durante los últimos 17 años trabajó en la sección investigativa para LA NACIÓN.

Nuevos proyectos

Actualmente, ya siendo un ciudadano que logró pensionarse desarrollando el ‘oficio más lindo del mundo’, admira a Daniel Coronell y, de otra parte, no se arrepiente de haber declinado de su sueño por ser arquitecto, porque nunca pudo con Aurelio Baldor.

Siempre le ha gustado la crónica, ha hecho teatro y en sus últimos años como periodista, además de las notas judiciales que pusieron a padecer a los políticos del surcolombiano, ha escrito poesía. Ahora, en esta nueva etapa de su vida ha decidido dedicarse de lleno a su familia y a su objetivo de escribir un libro.

En esa obra tiene proyectado contar las historias del dolor que ha dejado la guerra, buscar las respuestas de qué pasó, pues “en el Huila no ha habido un documental serio sobre las barbaridades que hicieron los paramilitares, aquí hubo gran presencia, lo que más necesitamos para construir la paz es encontrar la verdad, ella es parte de la reconciliación”.

Esta casa editorial le agradece por su invaluable aporte, es nuestra ‘joya’, deja una gran enseñanza en todos sus compañeros, muy especialmente en Rafael Rodríguez, Sebastián Salazar, Andrea Beltrán, Lucía Sánchez, Sergio Reyes, David Mejía, Albatros Moro, Orvie Castillo, Eliseo Méndez y Caterin Manchola. Al igual que en Claudia Marcela Medina García, presidenta del Grupo JOM y gerente general del Diario LA NACIÓN; Jesús Antonio Rojas editor general, y todo el equipo de trabajo.

 ¡Gracias, Don Ricardo! Le admiramos, le respetamos y le aprendimos. LA NACIÓN siempre será su casa.