Eduardo Gutiérrez Arias
El poeta y escritor José Eustasio Rivera y el compositor musical Jorge Villamil Cordobés son los dos grandes faros culturales que nos dejó a los huilenses el siglo XX. El primero nació en el año 1.888 en el corregimiento de San Mateo, que en ese momento pertenecía al municipio de Neiva y donde sus padres tenían una hacienda en la región de Aguacaliente. Allí transcurrió su niñez y una parte de su juventud, enamorándose de una naturaleza exuberante y prodigiosa que después quedaría reflejada tanto en su poesía como en su narrativa. Rivera se graduó como abogado en la Universidad Nacional, participó en la comisión que trazó los límites con Venezuela y eso le permitió conocer los Llanos Orientales y la selva Amazónica, espacio donde se desarrolla la trama de su obra cumbre “La Vorágine” que se convirtió en un clásico de la literatura latinoamericana. Publicó su primer libro con 55 sonetos en el año 1921 al que tituló “Tierra de Promisión” y en 1924 terminó y editó su famosa novela.
Jorge Villamil Cordobés nació en el año de 1929 en la hacienda El Cedral en la región de Vegalarga del municipio de Neiva de la que era propietario su padre Jorge Villamil Ortega. Al igual que Rivera, una parte de su niñez y juventud la vivió en el campo contribuyendo a moldear su sensibilidad frente a la naturaleza. Villamil se graduó como médico en la Universidad Javeriana, pero su gran pasión de vida fue la música habiendo compuesto más de 200 piezas, algunas de las cuales se convirtieron en verdaderos fenómenos musicales a nivel mundial como “espumas”, “oropel” “Si pasas por San Gil” y otras, que le dieron el reconocimiento de “Compositor de las Américas”.
Estos dos personajes que tanto han contribuido a darle lustre y brillo a su patria chica, fueron auténticos rebeldes enfrentados con la institucionalidad oficial. Rivera, con tres tíos generales de la República y destacados miembros del partido Conservador, fue elegido en una ocasión Representante a la Cámara, pero sus debates en contra de la Casa Arana y el esclavismo que ejercían los magnates caucheros del Amazonas, cuyas prácticas conoció bien en su trabajo en la zona, lo enemistó con el obispo monseñor Esteban Rojas, quien le exigió perentoriamente la renuncia. Cuando la presentó, dijo que había sido destituido por un “baculazo”. Villamil, otro irreverente con composiciones como “El Embajador de la India” y “El Barcino”, fue apresado en la Novena Brigada como auxiliador de la guerrilla de las FARC, durante una semana, lo que lo llevó a emigrar del país por un tiempo. Rivera y Villamil encarnan la verdadera alma del Huila.