La Nación
¿Un saludo a la bandera? 1 19 abril, 2024
COLUMNISTAS

¿Un saludo a la bandera?

Gabriel Calderón Molina

Uno de los casos que más llama  la atención en la política es el trámite que está a punto de iniciarse en el Congreso de la República a la convocatoria al plebiscito contra la  corrupción después de la recolección de más de 4 millones de firmas. Siempre  me  pareció una idea acertada  para combatir este flagelo del cual somos víctimas   los  colombianos de a pie.

Sin embargo, ahora creo que el asunto no es tan sencillo como solución  para acabar  con la corrupción, pues el problema  no es un asunto de más leyes y normas, pues esta se  ha convertido  ante todo en un problema cultural. O sea que  es algo que ha  pasado a ser parte de las costumbres y la forma  de vivir y pensar de muchos colombianos por  la  desaparición en la  formación en los  hogares y  en la educación de la enseñanza de los  valores morales  y éticos que  deben regir  una sociedad. Frente a esta  ausencia en la formación ciudadana, expedir  más  leyes, por  severas que sean, pasarían   a ser otro  saludo a la bandera.  Viene   a mi memoria el caso del  periodo de corrupción que  vivió Inglaterra a comienzos  del siglo pasado, similar al que está pasando en  nuestro país  que una revista en la década de los años  70 del siglo pasado, recordaba  con la  reproducción de una  caricatura en la que aparecía un agente de  tránsito  que al comenzar  su jornada laboral, aparecía de cuerpo delgado,  y al terminar el día  con una  barriga desproporcionada debido a  las coimas  que había recibido por   no  sancionar  a los infractores   en  las vías. Inglaterra superó esa difícil etapa de su historia con la educación, algo  que  en Colombia se destruyó,   cuando echaron a la  basura en la  primaria la educación  cívica y la urbanidad y luego,  en la formación universitaria,   la ética profesional como la recibimos muchos en la  década de los años  60.

De otra parte, el columnista de El Tiempo, Luis Felipe Henao, recordaba el pasado domingo que varios de los puntos propuestos para  dicho plebiscito ya figuraban en las leyes vigentes, entre las que  mencionó la ley  190 de 1995 y 178 de 2006 y que lo que pasaba  era que la justicia no operaba y que nos ahorráramos el costo económico  de hacerlo.

De todos modos, la corrupción es una desgracia social  a la que  solo la educación puede darle término. Sigamos el ejemplo de Inglaterra. El plebiscito puede ser un saludo a la bandera.