La Nación
¿Se debe modificar el Congreso de la República? 1 20 abril, 2024
COLUMNISTAS OPINIÓN

¿Se debe modificar el Congreso de la República?

La respuesta que está en boca de todos los colombianos, es SI. Gran número de sectores se refieren a esta necesidad. Sin embargo, no explican qué se debe hacer, en tanto que nuestros congresistas, no les interesa el tema por obvias razones. Consideramos que esa opinión obedece a cuatro factores:

  1. El gran número que lo compone (312) entre Cámara y Senado.
  2. El salario mensual que reciben (cerca de $40 millones), fuera de un poco más de $50 millones para pagar asesores.
  3. La casi nula actividad laboral en lo que se refiere al trabajo que realizan.
  4. Los cuatro meses de vacaciones en el año. Veamos: Colombia tiene un poco más de cincuenta millones de habitantes.

Geográficamente la compone 32 departamentos en donde se levantan 1.104 municipios y algunas áreas no municipales (Distritos, e islas) que la ley les da la categoría de municipio para efectos administrativos y presupuestales. La reforma que se debe hacer:

  1. A) Unificación del congreso en una sola cámara. Hoy día no existe razón, ni siquiera elemental, para mantener esa pluralidad (senado y cámara) puesto que ambas tienen la misma función: discutir y aprobar una ley cuyo texto lo presenta el ministro respectivo. La discusión generalmente se da en las que contienen temas relativos al presupuesto, reforma tributaria y aquellas que en alguna forma impactan las personas o la economía. La mayor parte de su contenido es aprobado a pupitrazo, o bien con el ofrecimiento de gabelas de tipo personal.
  2. B) Disminución del número. Sin mayores análisis tenemos que llegar a la conclusión que el número de congresistas debe modularse sustancialmente. Nos parece que tres por cada departamento son suficientes con un aumento razonable teniendo en cuenta el en número de habitantes que los componen. La disminución del valor mensual de nómina disminuiría ostensiblemente.
  3. C) Disminución del salario. Consideramos que un congresista debe tener como salario lo que devengue un ministro del despacho de la presidencia (un poco más de veinte millones de pesos). Los ministros junto con sus asesores son los que hacen el estudio amplio sobre el contenido de los diferentes proyectos de ley que deben ser aprobadas por el Congreso. Son los que en verdad se ponen el overol hablando en términos coloquiales para que el contenido del proyecto sea, en principio debatido y, luego aprobado o archivado por el Congreso atendiendo los procedimientos pertinentes. Trabajan más de ocho horas diarias. Los congresistas solo sesionan cuatro días en la semana.
  4. D) Disminución de las vacaciones. Deben tener las normales de todo trabajador (15 días hábiles). Nos parece que no existe ninguna razón para mantener esa gabela vacacional. Se dice entre otras cosas para mantener ese privilegio, que los congresistas deben desplazarse a sus regiones para comunicarse con sus electores para conocer sus opiniones respecto a las necesidades de aquellas. En la práctica sabemos que solo vienen cuando requieren el voto, en tanto que, los senadores, que obtienen votos en regiones de donde no son oriundos, las olvidan por completo. Solo regresan para las próximas o siguientes elecciones.
  5. E) En cuanto a la actividad laboral-administrativa que cumplen los congresistas, los que estudiamos el tema y conocemos la normatividad aplicable a ese trabajo, tenemos que decir con respeto y franqueza que es muy pobre:
  6. Discutir y aprobar el texto de una ley cuyo contenido y redacción la hace el ministro respectivo.

2 Presentar proyectos de ley con la limitación que si para su aplicación, requiere de inversión social o dineraria, tiene que traer obligatoriamente, el visto bueno del gobierno. Hay algunas que no se refieran a inversión social, como la de condecoraciones que abundan al final de cada mandato (presidente de la república, de senado y cámara). Se aprobarán sin leerlas siquiera.

  1. El llamado “control político”. Los congresistas sin distingos políticos o de grupos, se ufanan, vanaglorian y se aplauden manifestando a sus electores qué número de citaciones que han promovido para despotricar, censurar a un ministro, un director, un gerente o un representante de entidades públicas del orden nacional. En verdad esa actividad no ha servido absolutamente para nada, fuera de darle vitrina al congresista, o bien al diputado o concejal a nivel regional. El procedimiento para llegar al cambio: La expondremos en la próxima columna.