Se presume inocente. Por José Gregorio Hernández Galindo

Certidumbres e inquietudes El ex comisionado para la paz, doctor Luis Carlos Restrepo, tiene a favor, como todos los colombianos y extranjeros en nuestro territorio, la garantía constitucional que presume su inocencia. Quien esto escribe cree en ella de verdad, mientras el Estado, previo un debido proceso, no la desvirtúe. En tal sentido, conviene reiterar lo dicho en columnas anteriores, en las que hemos resaltado que se debe revisar profundamente el criterio con el cual son conducidos los procesos penales, pues son ya muchos los casos en que, creyendo “a pie juntillas” lo afirmado por antiguos guerrilleros, paramilitares o narcotraficantes  -quienes, dicho sea de paso, ofrecen testimonios interesados, se contradicen con frecuencia y cambian sus versiones con inusitada velocidad-,  se pone en la picota pública  -y en la cárcel de La Picota-  a personas que después se establece que eran inocentes o respecto de cuya responsabilidad penal no existían pruebas suficientes. Estas personas  -hemos dicho-  están en todo su derecho de formular demanda de reparación contra el Estado porque, con unas actuaciones no bien fundamentadas, se les ha inferido grave y a veces irreparable daño. Pero con toda sinceridad consideramos  -vista la comunicación del Dr. Restrepo publicada en estos días “desde la clandestinidad”- que esa no es la actitud que se espera de un ciudadano, y menos de una persona que, como él, le ha prestado buenos servicios al país. De alguien a quien le hemos guardado respeto y consideración como destacadísimo profesional de la psiquiatría y como servidor público que siempre nos había parecido intachable. Es una actitud innecesariamente pendenciera y agresiva contra el Gobierno del Presidente Santos y contra la administración de justicia. Sus palabras suponen además que el Ejecutivo, y concretamente el Jefe del Estado, puede influir  -lo que no es posible constitucionalmente- o influye en las decisiones de los jueces y fiscales, cosa que no está probada, y que si se probara sería sumamente grave. Es una actitud antidemocrática y contraria al más elemental sentido de las proporciones. Mirando los toros desde la barrera, nos ha parecido que contra el Dr. Restrepo no hay ningún complot de la Fiscalía y menos del Gobierno. Lo conocido hasta ahora no lo demuestra así.  La formulación de cargos es algo normal en el sistema acusatorio, y no se puede concluir arbitrariamente que ella implique de suyo una acusación y menos una condena. Es el paso inicial, no el definitivo. El Dr. Restrepo debe dejar para otros esas actitudes evasivas, regresar al país, presentarse ante los fiscales y estructurar su defensa. Desde luego, todas las garantías procesales le deben ser brindadas, y los colombianos vigilaremos que así sea.

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