La Nación
“Secretos libertarios de la selva” 1 25 abril, 2024
COLUMNISTAS OPINIÓN

“Secretos libertarios de la selva”

La semana pasada el mundo tuvo la posibilidad de escuchar el discurso del presidente de Colombia, Gustavo Petro, ante la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Fue una intervención corta pero profunda; giró en torno al cuidado de la selva, al fracaso de la lucha contra las drogas y se constituyó en una crítica contundente a un modelo social sostenido sobre la acumulación irracional de capital y el consumismo desmedido. La poesía estuvo presente y acompañó los cuestionamientos radicales a un sistema impuesto en el imaginario común.

La frase con la que titulo este escrito es central para desplegar un análisis del discurso de Petro. Plantear que el capitalismo atenta en contra de los “secretos libertarios de la selva”, contra su vitalidad, quiere decir que es necesario escuchar nuestros orígenes, comprender la naturaleza de la que nos hemos desprendido por la creencia de que como humanos somos seres superiores destinados a dominarlo todo a nuestro paso. Es necesario retornar, como otra especie más entre los animales, a las lógicas más simples y menos codiciosas. Querer tenerlo todo, acaparar grandes fortunas y comprar desmedidamente es el resultado del alejamiento de la naturaleza y esto se olvida en medio de las lógicas de los Estados que, en todo caso, desde su creación han sido los promotores de las guerras más fratricidas de la historia. La política contra las drogas, observa el Presidente, es hipócrita porque lo que interesa es continuar con el mismo modelo económico, aquel que lleva a los pobres a la muerte y a las cárceles, mientras los de corbata se benefician sin poner en riesgo un ápice de su integridad. Se equiparó la adicción a las drogas con otra, quizás peor, que es la adicción al dinero a costa de la soledad y de la destrucción de los ecosistemas más importantes para la vida en el planeta.

Se ataca a la naturaleza con la excusa del narcotráfico porque esta simboliza la vitalidad, la libertad y el arraigo del cuerpo con la tierra. Se les teme a las selvas porque estas son diversas, en ellas habitan todo tipo de seres desconocidos en toda su plenitud. Se prefieren las ciudades porque en estas los humanos se desgastan a diario en tareas inútiles, se pierde vitalidad y nos volvemos homogéneos. Es un ambiente más idóneo para la obediencia. Finalmente, rescato uno de los llamados para que como ciudadanos podamos también analizarlo y discutirlo: “si quieren menos drogas piensen en menos ganancias y en más amores”.