El secuestrador de Cleveland, Ariel Castro, fue sentenciado ayer a cadena perpetua sin posibilidad de libertad anticipada por el secuestro y violación de tres mujeres que mantuvo cautivas durante una década en su casa de Ohio (Estados Unidos).
El juez Michael Russo impuso la pena por los cargos de homicidio agravado -debido a que puso fin a los embarazos de una de sus cautivas-, así como por cientos de otros delitos que incluyen secuestro y violación.
Ariel Castro dijo ante un tribunal que mantuvo cautivas y violó a tres mujeres durante una década, porque era adicto al sexo y estaba enfermo.
"No soy un monstruo. Estoy enfermo", declaró durante la audiencia para dictar su sentencia de cadena perpetua.
Castro se dirigió durante varios minutos a la corte, en momentos con lágrimas en los ojos. Dijo que había cometido varias agresiones sexuales durante su juventud y que se convirtió en un adicto al sexo y a la pornografía.
Señaló que no sabía por qué había mantenido cautivas a las tres jóvenes mujeres durante una década, aunque señaló que “había una cierta armonía en la casa”.
Por otra parte, afirmó que las tres mujeres mienten al afirmar que las golpeaba: “Yo no soy una persona violenta”, sostuvo.
“La mayor parte de las relaciones sexuales, probablemente todas, eran consentidas”, insistió este ex conductor de autobús de 53 años, quien el viernes pasado se declaró culpable tras alcanzar un acuerdo con la Fiscalía para evitar la pena capital.
El acuerdo estableció cadena perpetua sin posibilidad de libertad anticipada.