« Nadie puede servir a dos amo; porque odiará a uno y amará al otro. No pueden servir a Dios y al dinero ». (Mateo 6, 24-34)
El evangelio de hoy nos plantea nuestra relación con los bienes materiales. Estas frases impactantes nos invitan a reflexionar sobre el lugar que ellos ocupan dentro de nuestras preocupaciones diarias. ¿Son medios para satisfacer nuestras necesidades de alimento, salud, educación, vivienda, cultura, recreación? ¿O los utilizamos como fines que queremos alcanzar sin importar la ética de las acciones que llevemos a cabo? Este complejo asunto de la jerarquía de valores lo expresa Jesús a través de la imagen de los dos amos: “Nadie puede servir a dos amos”.
En la cultura contemporánea, esta tensión entre los dos jefes o amos se expresa como el enfrentamiento entre el SER y el TENER. ¿Cuál es nuestra preferencia: ser más o tener más? ¿Cuál es nuestra opción de vida?
¿Cuál es el alcance de las palabras de Jesús sobre los pájaros y las flores? “Miren las aves del cielo, que ni siembran, ni cosechan, ni guardan en graneros y, sin embargo, el Padre celestial las alimenta. ¿Acaso no valen ustedes más que ellas?”
Se equivocan aquellas personas que ven en estas palabras una invitación a despreocuparse de los asuntos materiales y a esperar que Dios les organice la vida diaria; Dios no va cubrir el sobregiro en el banco ni va a evitar que nos corten los servicios por no pagar a tiempo la cuenta… Infortunadamente, algunos grupos religiosos sí asumen una actitud de total despreocupación por las realidades de este mundo porque creen que el fin del universo está cerca. No olvidemos que Dios nos ha confiado la administración de este mundo y, mediante el trabajo, debemos continuar su obra creadora; la ciencia y la tecnología son contribuciones muy importantes a la obra creadora confiada a los hombres.
Esta referencia a la acción maravillosa de Dios en la naturaleza nos recuerda que no debemos perder la capacidad de admiración ante el milagro cotidiano que es la vida, que nos ofrece una sinfonía infinita de formas, de colores y de sonidos. Y es también una exhortación a confiar en Dios pues Él nos acompaña y nos protege.
El “no se preocupen por el día de mañana, porque el día de mañana traerá ya sus propias preocupaciones”: no se trata de un llamado a la irresponsabilidad. Una cosa es vivir responsablemente el presente de manera que en el futuro recojamos la cosecha de lo que hemos sembrado en términos de valores, de salud, de educación; y otra cosa muy distinta es querer dominar el futuro acomodándolo a nuestros intereses.
No le demos instrucciones a Dios sobre lo que debe hacer respecto a nosotros; muchas personas oran de manera que le dicen a Dios qué debe hacer en cuanto a las relaciones familiares, la salud, el dinero, etc. La mejor oración es la petición que aparece en el Padrenuestro: “Hágase tu voluntad así en la tierra como en el cielo”. Así, pues, dejemos el futuro en manos de Dios; y vivamos responsablemente y con proyección el presente.
Nota: Con este Miércoles de Ceniza, iniciamos el tiempo de Cuaresma, oportunidad para tomar en serio la conversión.
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