Rodolfo Valderrama
En reciente visita a la Universidad de La Habana tuve la oportunidad de sostener una importante conversación con el decano de la Facultad de Economía, licenciado Rafael Montejo Véliz, sobre diversos aspectos tales como la seguridad en las ciudades, la prostitución, efectos del aislamiento y el bloqueo económico, deterioro del centro histórico, complicaciones del transporte, desarrollo turístico y la frustración del Acuerdo de Paz; la tranquilidad y seguridad con que se transita es una de sus importantes fortalezas.
El sector de La Habana Vieja tiene unas trescientas manzanas (15×20 calles), su recorrido interior impacta porque parece un lugar bombardeado pues muchas construcciones de dos o más pisos perdieron sus techos y no los rehicieron, las fachadas están restauradas en pocas edificaciones; el ambiente me recordó el antiguo sector de Las Cruces o la Calle del Cartucho, con la diferencia de que su tránsito implicaba atraco o muerte para el bogotano. Pero en dicho sector histórico, especialmente en la periferia se encuentran sitios muy bien conservados como el malecón con parques, construcciones emblemáticas y el muelle de los cruceros; también el Capitolio, el Parque Central, el Museo y el Parque de la Revolución, el Museo de Bellas Artes, y en el extremo noroeste un sector moderno con parques, edificios y hoteles de lujo.
De manera generalizada puede decirse que una nación busca la seguridad ciudadana, con políticas represivas, educación, o con empleo y oportunidades; en nuestro país la política de seguridad se fundamenta en actividades represivas, de ahí que haya sido una estrategia costosa, perversa, inocua e insostenible en el largo plazo. En Cuba se basa principalmente en la educación y en garantizar un mínimo de oportunidades e ingresos, esto último bajo condiciones económicas muy limitadas; pese a que la mayor parte de la población cubana tiene muchas carencias no han transitado a la cultura del atraco para compensar lo exiguo de sus ingresos, es prohibido el porte de todo tipo de armas, las penas son muy altas, igualmente la prostitución está erradicada; pese a las limitaciones económicas del pueblo, es el país más seguro para el turista en Latinoamérica.
En Colombia las carencias sufridas por las mayorías, así la mentalidad burguesa lo niegue, constituye un factor importante en el alarmante aumento de la delincuencia desde tiempo atrás, pero que recientemente con la inmigración venezolana se está agudizando, al tiempo que el gobierno de manera oportunista, ha encontrado una buena disculpa para explicar la causa por la cual no se podrán solucionar los problemas sociales.
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