Albeiro Castro Yépez
Las tendencias turísticas proyectadas para la época pos Covid-19 predican la elección de destinos con variadas ofertas de actividades de contacto con la naturaleza que permitan la interactuación del turista con las comunidades locales a través de la narrativa de historias, leyendas o sucesos fascinantes. En este sentido, la Agenda Interna de Productividad y Competitividad del año 2004 identificó como una ventaja comparativa la investigación del profesor Héctor Llanos Vargas plasmada en su obra “Los Chamanes Jaguares de San Agustín”, en ella, el autor plasma el pensamiento mito poético de los agustinianos. Con fundamento en esta investigación, la Agenda prospectó un perfil para diseñar y adecuar una red de senderos para interpretar en el territorio la relación del hombre con el cosmos y del hombre con la naturaleza, teniendo como eje el cerro de La Horqueta.
Si bien, se han adecuado algunos senderos para visitar lo que coloquialmente se ha llamado los sitios arqueológicos, entre ellos, Purutal, La Chaquira, El Tablón y Alto de Lavapatas, el concepto del profesor Llanos no se ha incorporado a este desarrollo. De igual manera se podría hablar de la arqueología en el valle del río Granates, donde el Investigador dice haber identificado asentamientos humanos que, él, llamó “el Poblado Yalcón”, un relicto arqueológico que incluiría el territorio del hoy municipio de Saladoblanco, línea de investigación que igualmente incluye los territorios de los municipios de Oporapa, La Argentina, La Plata uniéndolos con los vestigios arqueológicos de Tierradentro.
Resulta fácil inferir que la arqueología está implantada en el Macizo Colombiano, creando esa mezcla tan anhelada por el turista contemporáneo, naturaleza y cultura, una receta con la capacidad de incrementar el número de turistas, que según las cifras al cierre del año 2019 se estimaron en 170.000 visitantes a los Parques de la zona arqueológica San Agustín-Isnos, el 88% de ellos, turistas de origen nacional y 12% de origen internacional. Un volumen que representa el 8.5% de los turistas que anualmente visitan Machu Picchu, nuestro referente suramericano. La receta implica además de la adecuación de los senderos con la respectiva elaboración de los guiones turísticos, la puesta en marcha de un programa de habilitación de alojamientos rurales debidamente formalizados enmarcados en la norma técnica sectorial de dicha actividad.
Los senderos de la cosmovisión dinamizarían el turismo rural del clúster Ecoarqueologico permitiendo la implementación de una de las propuestas de la Agenda Interna elaborada hace 17 años, y que, hoy cobra vigencia como un satisfactor para los turistas ávidos de vivir experiencias en escenarios donde se funden de manera espontánea las actividades de contacto con la naturaleza con acervo cultural de las comunidades de su entorno. Desde luego toda esta fantasía será posible en la medida en que se mejore la malla vial de los diferentes ámbitos territoriales.