La Nación
Señor, sálvanos de la pandemia   1 28 marzo, 2024
ACTUALIDAD

Señor, sálvanos de la pandemia  

El coronavirus es algo sin precedentes, nos ha demostrado la vulnerabilidad en la que vivimos.  Es un virus que no discrimina y que ha creado un nuevo despertar en toda la humanidad.

 

Padre Elcías Trujillo Núñez

 «De madrugada se les acercó Jesús, andando sobre el agua. Los discípulos, viéndole andar sobre el agua, se asustaron y gritaron de miedo, pensando que era un fantasma.  Jesús les dijo en seguida: – «¡Ánimo, soy yo, no tengáis miedo!» Pedro le contestó: – «Señor, si eres tú, mándame ir hacia ti andando sobre el agua.» Él le dijo: – «Ven.» Pedro bajó de la barca y echó a andar sobre el agua, acercándose a Jesús; pero, al sentir la fuerza del viento, le entró miedo, empezó a hundirse y gritó: – «Señor, sálvame.» En seguida Jesús extendió la mano, lo agarró y le dijo: – «¡Qué poca fe! ¿Por qué has dudado?» En cuanto subieron a la barca, amainó el viento. Los de la barca se postraron ante él, diciendo: – «Realmente eres Hijo de Dios.»». (Mateo 14,22-33)

Nos ha enseñado que lo más importante es la salud y el bienestar de nuestra familia, que debemos ser solidarios y cuidar de los demás, que todos somos parte de una gran cadena, en la cual somos necesarios. Pero frente a esta realidad de la pandemia hay dudas como la de Pedro en el evangelio de hoy. La pregunta de Jesús: “¿por qué has dudado?”, sigue resonando en la historia de la humanidad. A veces las más hondas convicciones se nos desvanecen y los ojos del alma se nos turban sin saber exactamente por qué. Principios aceptados hasta entonces como inconmovibles comienzan a tambalearse. Y se despierta en nosotros la tentación de abandonarlo todo sin reconstruir nada nuevo.

Otras veces, el misterio de Dios se nos hace agobiante y abrumador. La última palabra sobre mi vida se me escapa y es duro abandonarse al misterio. Mi razón sigue buscando insatisfecha una luz clara que no encuentra. No pocas veces, la superficialidad y ligereza de nuestra vida cotidiana y el culto secreto a tantos ídolos nos sumergen en largas crisis de indiferencia y escepticismo interior, con la sensación de haber perdido realmente a Dios del panorama. Con frecuencia, nuestro propio pecado quebranta nuestra fe, pues ésta decae y se debilita cuando negamos a Dios el derecho a ser luz y principio de acción en nuestra vida. Si somos sinceros, hemos de confesar que hay una distancia enorme entre el creyente que profesamos ser y el creyente que somos en realidad.

¿Qué hacer al constatar en nosotros una fe a veces tan frágil y vacilante? Tan necesaria en este tiempo de pandemia que vivimos. Lo primero es no desesperar ni asustarse al descubrir en nosotros dudas y vacilaciones. La búsqueda de Dios se vive casi siempre en la inseguridad, la oscuridad y el riesgo. No olvidemos que muchas veces la fe genuina sólo puede aparecer como duda superada.

Lo importante es aceptar el misterio de Dios con el corazón abierto. Nuestra fe depende de la verdad de nuestra relación con Dios. Por eso, lo importante es saber gritar como Pedro: «Señor, sálvame». Saber levantar hacia Dios nuestras manos vacías, no sólo como gesto de súplica sino también de entrega confiada de quien se sabe pequeño y necesitado de salvación.

No olvidemos que la fe es caminar sobre agua, pero con la posibilidad de encontrar siempre esa mano que nos salva del hundimiento total. Este tiempo de pandemia, nos está indicando muchas oportunidades para velar por el bien de todos. Nos guía a trabajar unidos y a entender cuáles son las prioridades que aportan resultados sostenibles a nuestra familia y a nuestro pueblo.

Nota: Le invitamos a seguir las celebraciones eucarísticas cada domingo a las 7 am, a través de Facebook live Citynet Timaná, por la emisora La Fiera FM radio y la Televisión local Ategaitana. 

 

“Con frecuencia, nuestro propio pecado quebranta nuestra fe, pues esta decae y se debilita cuando negamos a Dios el derecho a ser luz y principio de acción en nuestra vida”