Sergio Felipe Salamanca
Octubre se fue y nos dejó una perla legislativa. Nada más y nada menos que la ley 2157 de 2021, por medio de la cual se implementan una serie de importantes reformas y adiciones en favor de los consumidores financieros y en especial de los deudores. Una ley que por fin se atrevió a mover la balanza a favor de quienes literalmente ponen todo para que el negocio de las centrales de riesgos funcione, usted y yo.
No quiero que me malinterpreten. Yo no odio a las centrales de riesgo. Solo me llama la atención lo irónico y sumisos que hemos sido con nuestra información. Procedo a explicar: Si uno se pone a pensar, las centrales de riesgo no tienen que esforzarse mucho para conseguir su activo más valioso, nuestra información. Solo tienen que sentarse a esperar a que alguien, movido por la necesidad de acceder a un servicio financiero, tenga que conceder si o si, autorización para la recolección y tratamiento de sus datos y voilà. Decía que hemos sido sumisos, porque con nuestra información todos se lucran y hacen negocios, menos nosotros. Considero que debería reconocerse un valor a los titulares de la información por su uso (idea que desarrollaré en otra columna).
Hecha la anterior introducción, considero que tenemos un contexto adecuado para entrar de lleno con las perlas que nos trae la nueva ley: (i). Se establece de forma expresa que la consulta de nuestra información “en toda ocasión y por todos los medios” siempre será gratuita. De igual manera, la ley establece que la consulta constante de la información no puede ser causal de disminución del “score crediticio”, lo cual es un gran avance en si mismo y refleja la ironía a la que hacíamos referencia. (ii). Establece un procedimiento bastante claro y garantista para que las personas que han sido víctimas de suplantación puedan “desmarcarse” de las consecuencias negativas que se puedan desprender de la suplantación. Y (iii). Se establece un debido proceso para el reporte de obligaciones iguales o inferiores a un salario mínimo, lo cual es bastante garantista en mi opinión.
Considero que con esta ley hemos dado pasos importantes en favor de la protección del consumidor financiero. Sin embargo, considero que aun quedan aspectos por mejorar. Por ejemplo, hacer público y uniforme la fórmula o algoritmo que se utiliza para medir nuestro score crediticio, pues esta sigue siendo más secreta que la formula de la Coca Cola.