Pasaron ocho meses de iniciado el año escolar, y el transporte y la alimentación escolar en la zona rural de Neiva no llegaron. Años atrás, esta asistencia necesaria para miles de niños era financiada con recursos provenientes de regalías, pero debido al recorte actual y apresurado de las mismas, con el compromiso por parte del Gobierno Central de repartir la mermelada para todo el país, y con la condición de no afectar programas como la alimentación y el transporte escolar, hizo que de un solo tajo perdiésemos la capacidad de ofrecer lo mínimo necesario para lograr que un niño de la Neiva rural pudiera asistir a la escuela. La consecuencia obligatoria ha sido la deserción escolar vista durante este año, motivo de preocupación por parte de los docentes y padres de familias, algo de lo cual no se habla a la hora de mostrar resultados de la gestión en la educación y con toda la razón, resulta vergonzoso mostrar este aspecto.
Tan difícil es la situación económica en el campo colombiano, que pagar el transporte que puede costar 70.000 pesos mensuales, sin sumar la alimentación, resulta imposible para miles de familias que viven en la zona rural, en donde si hay para desayunar, no hay para almorzar, consecuencia de la gran desigualdad que vive el campo debido a lo poco rentable que resulta esta actividad básica y el olvido acumulado de muchos años de indiferencia hacia la actividad agrícola, motivos que esgrimen los campesinos en el presente paro.
No tiene precio lo que pierde un niño que deja de asistir a la escuela, pues jamás lo recuperará, y la brecha social que cada día se ahonda más, tal como lo reconoce el BID en el último estudio realizado en Colombia referente al desarrollo cognitivo, medido a través de una prueba de vocabulario entre infantes de estratos socioeconómicos altos y bajos, en la cual se demostró la diferencia que existe entre los que tienen recursos para una educación privada, y aquellos más pobres, con beneficio para los que cuentan con mejores recursos económicos, terminará por cerrarle aún más la puerta estrecha de las oportunidades a los próximos ciudadanos de la zona rural.
Si no luchamos por disminuir esta vergonzosa brecha social, jamás encontraremos el camino hacia la reconciliación, siendo la educación el punto de partida para cambiar las líneas que quedan plasmadas en los libros de historia que nuestros sucesores, si es que pueden, lograrán leer.
@Rodrigo_Laras