La principal debilidad de la izquierda colombiana está en la carencia de un partido único de los trabajadores, que organice y cohesione su fuerza política para defender sus intereses históricos y que propenda por una sociedad democrática con un Estado que reconozca los más amplios derechos y libertades ciudadanas, así como ser garante y gestor de los derechos sociales del pueblo a la salud, la educación, el trabajo, la vivienda, el arte, la cultura y la recreación. Mientras en la mayoría de países latinoamericanos, la izquierda ha logrado construir procesos de unidad popular mediante partidos y coaliciones con el suficiente respaldo de masas para impulsar cambios democráticos y defenderlos de las arremetidas de la oligarquía, organizada en los partidos de la derecha, en Colombia, Gustavo Petro para ganar la presidencia sólo logró crear una coalición de las fuerzas progresista y de izquierda, llamada Pacto Histórico, de la que hoy hacen parte 13 “partidos” de los 36 reconocidos legalmente en el país.
Esa coalición nunca ha hecho un congreso y carece de un programa unificado, unos estatutos que le den estructura organizacional y una línea política. Petro en algún momento propuso convertir el Pacto Histórico en un partido, pero su propuesta ha carecido de la decisión y contundencia para hacerla realidad. Así la izquierda colombiana adolece de la unidad y la fuerza suficiente para impulsar los cambios democráticos que Petro propone.
No sólo en el campo político, los trabajadores enfrentan el reto de superar la anarquía y desorganización. También existe una gran dispersión en el campo laboral. De los 19.950.000 trabajadores que viven de un salario, solamente 856.099 son miembros de un sindicato, lo que representa el 4.28%, de acuerdo a un estudio de la Escuela Nacional Sindical.
Adicional a esto, las fuerzas patronales han logrado con maniobras de diverso tipo, generar una gran dispersión del movimiento sindical, con la presencia en una sola empresa de muchos sindicatos, restándoles la fuerza para alcanzar mejores reivindicaciones, pero cuya élite de directivos gozan de privilegios que los patrones fomentan. Dos casos excepcionales en donde se ha logrado mantener la unidad gremial son Fecode y la Uso.
Los 12.000.000 de campesinos necesitados de Reforma Agraria, carecen hoy de la fuerza gremial y la unidad social que tuvieron durante el auge de la ANUC, indispensable para la reforma rural propuesta por Petro. Los estudiantes universitarios y de secundaria, que, en época del Frente Nacional, tuvieron organizaciones gremiales significativas como la FUN (Federación Universitaria Nacional) y la UNES (Unión Nacional de Estudiantes de Secundaria), con famosas y reconocidas luchas por la educación, hoy se encuentran dispersos y anarquizados. Sin la unidad política y gremial del pueblo trabajador, será muy difícil alcanzar las reformas democráticas que el gobierno propone.