Si algo podría simbolizar la recuperación de Colombia, su imagen y sus indicadores, sus márgenes de confianza y tranquilidad ante el mundo, sería la eliminación de la más deshonrosa y degradante exigencia que nos hace poner en filas distintas en cualquier aeropuerto de casi todos los países. La visa, ese documento irritante, engorroso y casi imposible de conseguir para muchísimos de los colombianos que pretenden conocer algo más allá de nuestras fronteras, podría pasar en buena parte a la historia de nuestras vergüenzas si sale adelante la propuesta, en serio, lanzada por el presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy, de no exigirla para ingresar a la Unión Europea (UE). No se trata solo de entrar a España pues, como lo conoce la mayor parte de los lectores, la visa llamada “Schengen” – por el nombre de la pequeña localidad donde se firmó el Acuerdo que eliminó las fronteras comunes de buena parte de Europa – abarca a los 26 países firmantes del mismo.
La sorpresiva propuesta de Rajoy es, en todo caso, un alto reconocimiento a lo que ha hecho Colombia en la reciente década para superar los crónicos males que le han aquejado, especialmente la nefasta influencia del narcotráfico y la presencia de ejércitos ilegales como las Farc y los paramilitares, que son principalmente los responsables de esa oprobiosa imagen ante el mundo. Y como lo señala el propio Presidente del Gobierno ibérico, es mucho lo que Colombia ha cambiado gracias a la seguridad jurídica y la apertura comercial, multiplicando por más de cuatro la inversión extranjera directa que recibe, así como su renta per cápita, en solo diez años.
Esta posibilidad de excluir a nuestro país, junto con Perú, de esa deshonrosa exigencia de visa para Europa es sin duda ninguna una gran noticia para todos, y no se lanzaría Rajoy a presentarla apenas como una propuesta aislada; con toda seguridad ya habrá adelantado diálogos al interior de la UE para que, en el 2014 se estudie y se apruebe. Y va acompañada de otros reconocimientos explícitos al mejoramiento de Colombia, como ocurrió hace unas semanas con la invitación de la Ocde, el llamado “club de países ricos” o de las buenas prácticas, para iniciar negociaciones con vistas a una próxima adhesión.
Más allá de las naturales diferencias ideológicas y partidistas internas, de lo que esté pasando con el crecimiento económico que ya registra algunos temblores y de las dificultades internas en varios frentes, que podamos simplemente comprar un pasaje y exhibir el pasaporte para ir y volver al grueso del Viejo Continente es algo que debe congratularnos mutuamente. Es el resultado de un sinnúmero de factores y obras propias y ajenas, incluyendo intereses comerciales por el TLC con la UE, la crisis económica grave que padece España, el nivel de efectivos contactos que posee el presidente Santos allá y un espaldarazo al proceso de paz. Por las razones que sean, la eliminación de visas sería un enorme respiro y un golpe fresco a la dignidad personal y nacional. Enhorabuena, nos dice Rajoy.
“Por las razones que sean, la eliminación de visas sería un enorme respiro y un golpe fresco a la dignidad personal y nacional”.
EDITORIALITO
Muy bien que la Policía Metropolitana haya comenzado a presentarse ante la comunidad para explicar su importancia y la forma de operar. Ahí está el secreto. No es sólo la policía la que nos garantiza la seguridad. La comunidad es su razón de ser, pero también su principal soporte.