El anuncio de los pueblos indígenas del Huila y de otros departamentos del suroccidente del país de retomar las movilizaciones de protesta en el mes de diciembre próximo, no puede ser subvalorado ni se le debe restar importancia.
“Cauca, Valle, Caldas, Huila, Putumayo y Nariño retomaremos los ejercicios de movilización. Las razones son varias: una es que hasta el momento no ha habido respuesta efectiva por parte del Gobierno Nacional frente a las exigencias que hicieron los sectores; y lo segundo es la agudización de la guerra y la violencia, donde particularmente el suroccidente ha visto cómo crecen las masacres y asesinatos de manera preocupante”, ha sido la declaración que ha entregado Reinel Torres, vocero del Consejo Regional Indígena del Huila, Crihu. Los indígenas también están pidiendo hacerle frente a la corrupción de cara a las elecciones.
No se sabe aún qué tipo de acciones de movilizaciones llevarán a cabo los indígenas, pero por los antecedentes de 2019 y del primer semestre de este año, es probable que se registren de nuevo bloqueos viales.
Es urgente que las autoridades huilenses y el propio Gobierno Nacional se movilicen en torno a este anuncio, desplieguen todos sus esfuerzos y entablen diálogos para buscar soluciones. Es imperioso escuchar las necesidades que están planteando los indígenas. Son llamados que no se pueden ignorar.
Claramente, no es necesario esperar a que los indígenas tengan que movilizarse para oírlos. Todos saben bien de sobra que este tipo de protestas puede terminar en bloqueos viales que tanto daño le hacen a la economía de una región. Históricamente, estas movilizaciones son aprovechadas por sectores políticos e ilegales para ganar réditos. De ahí, la urgencia en atender este asunto por la vía del diálogo.
Pensar en bloqueos viales en época de diciembre cuando el país va bien en su senda de la reactivación económica, es un despropósito.