Andrea del Pilar Bautista Perdomo
La policía está en boga en estos días, y cuando hablo de ella no me refiero precisamente por las diferentes acciones de violencia que por décadas ha tocado contra los ciudadanos afroamericanos en Estados Unidos y aquí en Colombia contra estudiantes y campesinos. Cabe anotar que en EE.UU existen más de 18.000 academias de educación policial, donde la práctica de formación y entrenamientos son diferenciadas, pero todavía no han podido llegar al punto de inflexión donde el norteamericano pierda ese temor permanente a la fuerza pública: considerarles realmente personas que puedan restaurar la confianza y servir para el bien común.
A propósito de nuestros policías en Colombia, el caso curioso y que fue viralizado le ocurrió al patrullero Ángel Zúñiga Valencia, quien prefirió entregar su arma, el radio e incluso su uniforme tras no participar del operativo ordenado por la Alcaldía de Cali para conseguir la restitución del inmueble de uso público en la Riviera del rio Pance en el Valle del Cauca.
Debo hablar de varias interpretaciones, y lo que alega su abogado defensor es precisamente que el Patrullero estaba obedeciendo a una instrucción y orden de tipo presidencial expresada por el Dr. Iván Duque en una de sus acostumbradas alocuciones diarias, donde determina que “durante la emergencia sanitaria no estarán permitidos los desalojos”, es decir, todo tipo de destitución está totalmente prohibida y esto se hará cumplir con la Policía Nacional. Entonces, ¿qué pasó con el terreno del Valle?, y mucho más prioritario, ¿la reacción del patrullero obedeció precisamente a su condición humana, cuestionando la orden administrativa que debía aplicar? En realidad, siento que este hecho es de aplaudir, porque este tipo de acciones por parte de un miembro de una institución fuertemente criticada, que ha perdido credibilidad y autoridad ética, es profundamente valeroso.
La Institución de la Policía Nacional ha deshonrado estructuralmente con su accionar, y el patrullero Zúñiga les dio una gigantesca lección al objetar por conciencia, derecho consagrado en la Constitución Política, donde “nadie será molestado por razón de sus convicciones o creencias ni compelido a revelarlas ni obligado a actuar contra su conciencia”. Considero fue un acto valiente, humano y oportuno. Se hace indispensable pedagogizar a las Fuerzas Militares para construir desde la sensibilidad, la solidaridad, los principios sociales y el bienestar de la comunidad. Los héroes no abusan de la autoridad, los héroes reflexionan sobre su condición de poder y no actúan aprovechándola. Más policías como Zúñiga.