Un gran avance para el desarrollo vial del país significa que esta semana el Gobierno Nacional haya inaugurado el Cruce de la Cordillera Central, una mega-infraestructura vial compuesta por 25 túneles, 31 puentes y 3 intercambiadores viales, en 30 kilómetros de doble calzada, entre Cajamarca (Tolima) y Calarcá (Quindío).
No es una obra de infraestructura cualquiera. Representará que para quienes viajan en vehículos livianos o pesados, el tiempo de viaje habitual entre Cajamarca y Calarcá será entre 30 y 50 minutos, algo que antes tardaba dos horas o más.
“¡Hoy Colombia hace historia! Es con hechos como le devolvemos al país la confianza en que las obras sí pueden planearse, ejecutarse y entregarse, con recursos bien invertidos, cuando hay un Gobierno comprometido como este. Es con hechos como hoy todo un país se enorgullece de que esta infraestructura, que ya es un hito, haya sido construida con ingeniería y mano de obra colombianas. Llegamos con el compromiso de concluir, concluir y concluir, y es con este Cruce de Cordillera Central como estamos conectando a Colombia, creando emprendimiento, legalidad y generando equidad”, fue el mensaje del presidente Iván Duque, al inaugurar la obra.
El mandatario tiene sobradas razones para ‘sacar pecho’. Duque recibió este proyecto con una ejecución del 54%. Además, estaba desfinanciado y con problemas de calidad de los trabajos, debido al abandono en que estaba desde el año 2016.
El presidente Duque se propuso terminar el Cruce de la Cordillera Central y lo ha conseguido tras una inversión total de $2,9 billones. Su construcción requirió el esfuerzo de 7.000 hombres y mujeres entre ingenieros, topógrafos, geólogos, técnicos y operarios, entre otros. En estas obras se emplearon 1,5 millones de m3 de concreto y fueron necesarias 140.000 toneladas de acero.
Se materializa así un viejísimo sueño de los colombianos de conectarse en el menor tiempo posible con el Pacífico.