En reciente entrevista destacada en un importante diario nacional, Yoed Magen, embajador de Israel, habló del interés de su gobierno por transferir conocimientos sobre ciencia e innovación a Colombia, según lo convenido entre los gobiernos de Bogotá y Jerusalén en materia de innovación y emprendimiento, en el marco del TLC suscrito el 10 de junio de 2013.
El Estado de Israel con una superficie de apenas 20.770 kilómetros cuadrados, apenas un poco mayor que la del departamento del Huila, y cerca de 8 millones de habitantes, en su mayoría judíos, es una democracia representativa con sistema parlamentario y sufragio universal, en el que el Primer Ministro es jefe de gobierno y la Knéset, cuerpo legislativo. Israel se sitúa con un elevado desarrollo humano, libertad de expresión y competitividad económica, entre los países del Oriente Medio. Su PIB per cápita es de 31.000 dólares, ligeramente inferior al de Corea del sur y casi tres veces mayor que el de Colombia.
Según el embajador Magen, más del 46% de las actuales exportaciones de Israel se halla representado en productos de alta tecnología, varios de ellos incorporados a la vida cotidiana, como la memoria USB, la pantalla táctil, los mensajes de voz, las videollamadas o nanocámaras para el estudio del cuerpo humano, por ejemplo.
En Israel se ha construido un ecosistema favorable al emprendimiento y la innovación, que permite a jóvenes y adolescentes pensar cómo innovar para el mundo, al punto de que los grandes gigantes tecnológicos estiman ventajoso tener sus principales centros de investigación en ese país. Esto ha sido posible a través de un esfuerzo continuo e ininterrumpido de inversión en la formación del recurso humano, con énfasis en la educación, el espíritu empresarial, la investigación, el desarrollo de iniciativas públicas para apoyar star-ups, forjando un definido carácter de inconformidad y creatividad en la población israelí, orientado hacia la búsqueda permanente de un camino mejor, más corto, más efectivo y productivo.
Las universidades israelíes obtienen significativos ingresos gracias al desarrollo de patentes, que al ser vendidas, permiten reinvertir en ciencia e investigación. Tal es el caso de la Universidad Hebrea de Jerusalén, que recibe desde hace 20 años, regalías por su patente del tomate Cherry.
Se espera que con el TLC con Israel, Colombia se vea beneficiada con proyectos de cooperación en áreas como desarrollo agrícola tecnificado, telecomunicaciones, salud pública, innovación, biotecnología y desarrollo de tecnologías ambientales. La biodiversidad de Colombia, unida a la investigación y el emprendimiento, ofrece un enorme potencial de desarrollo, que incluso permitiría cambiar la actual composición de las exportaciones colombianas a Israel que son, en un 95% de carbón. Los TLC se pueden aprovechar con países avanzados para establecer alianzas estratégicas y lograr una eficaz transferencia de conocimientos que permitan agregarle valor a nuestras materias primas y reducir la brecha tecnológica.