En esta oportunidad quisiera referirme puntualmente al anuncio que hiciera el señor Fiscal General de la Nación, al ser consultado respecto del por qué las autoridades competentes no han logrado desbloquear las vías, de cara a las movilizaciones que tienen en vilo al país desde el 28 de abril pasado. En tal sentido, respondió que desde el marco de sus competencias, el ente acusador ejercerá la acción de extinción de dominio respecto de los vehículos que obstruyan las vías públicas y afecten derechos ciudadanos. Para este fin precisó: “Hay un grupo especializado de fiscales que están en las diferentes zonas, determinando las placas, los propietarios y vamos entonces a proceder a la extinción de esos vehículos”.
En efecto, tal afirmación viene suscitando controversia en diferentes sectores de opinión, con respecto a su procedencia y alcance, figura que se halla consagrada en el artículo 34 Superior y regulada por el legislador a través de la Ley 1708 de 2014, modificada por la Ley 849 de 2017.
Sobre el particular es preciso resaltar que si bien la titularidad de tan importante acción constitucional se halla a cargo de la Fiscalía General de la Nación, de igual manera cabría preguntarse, si en las actuales circunstancias, es o no viable aplicar la extinción de dominio a vehículos, con ocasión de los bloqueos viales.
Es de tenerse en cuenta que la extinción de dominio es la declaración de titularidad a favor del Estado de bienes sin ningún tipo de contraprestación, que surge como consecuencia patrimonial por la ejecución de actividades ilícitas o que deterioren gravemente la moral social por parte del afectado, es decir, la fuente de la cual surge esta acción es la comisión de un delito. Por tal motivo, desde el plano jurídico, la Fiscalía estaría equiparando el ejercicio del derecho a la protesta, consagrado en el artículo 37 Constitucional, con la ejecución de una conducta delictiva, lo cual es, a todas luces, totalmente incongruente.
De otro lado, no considero que tal actitud sea la más conveniente, como respuesta a la tensa y preocupante situación que minuto a minuto estamos evidenciando, pues en este cruce de caminos, mientras la mayoría de ciudadanos clama para que se tiendan puentes de entendimiento que favorezcan la búsqueda de acuerdos, tales posturas lo único que provocan es avivar el fuego, agudizando los niveles de prevención y distanciamiento.
Así las cosas, esta es una realidad que nos compete a todos, sin distinción alguna. Por ello es conveniente y necesario actuar con cautela, en la búsqueda por encontrar espacios que favorezcan la toma de decisiones y satisfagan plenamente el sentir de las partes en conflicto.
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