La Nación
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Termópilas. Por VICENTE TORRIJOS R.

El ministro de Defensa de Irán es un brigadier general gigantón, idéntico a Jerjes, con barba de cuatro días y el ceño siempre fruncido. En los últimos días, y alentado por la precaria homogeneidad occidental para frenar sus intenciones nucleares, Ahmad Vahidi se ha dado a la tarea de coordinar a sus tropas en el Golfo Pérsico para cerrarlo si fuese necesario. Actuando bajo la lógica de que “si el mundo quiere hacer inseguro a Irán, Irán hará inseguro al mundo”, los persas se han especializado en amenazar a diestra y siniestra sosteniendo, por ejemplo, que tienen 150 mil cohetes apuntando contra Israel y que les importa un bledo el sistema antimisiles emplazado por los Estados Unidos en territorio turco y español. Envalentonados por algunos éxitos recientes que incluyen el engaño electrónico a aviones no tripulados tanto hebreos como estadounidenses gracias a los cuales están perfeccionando aceleradamente sus drones, los amantes de la teocracia y el fundamentalismo están convencidos de que “bajo ninguna circunstancia” nadie osaría atacar a Irán “a menos que quiera suicidarse”. Al olvidar las lecciones de Temístocles, Artabano, y sobre todo la de Leónidas en las Termópilas, que demuestra claramente lo que un puñado de valientes puede hacer contra las paquidérmicas brigadas de “inmortales” guardias revolucionarias, Vahidi cree que puede mantener sometido a Occidente al chantaje disuasivo solo porque en nuestro medio siempre habrá traidores, pusilánimes o tránsfugas como los éforos, Efialtes y Therón. Y aunque es cierto que tras la pérdida de algunos altos oficiales y científicos, accidentes trágicos en las centrales nucleares de Natanz e Isfahán y virus informáticos como el ‘Stuxnet’, los iraníes han aprendido a absorber dificultades haciéndose cada vez más resistentes, su crispación aumenta día a día y se muestran cada vez más inseguros y temerosos del castigo que tarde o temprano les propinará la comunidad internacional ahora nítidamente respaldada por los informes oficiales de la Organización para la Energía Atómica. Por supuesto, los herederos de Jerjes tratarán de desvirtuar toda evidencia mediante instrumentos como el nuevo canal informativo de televisión en Español tratando de presentarse ante el mundo como la única alternativa contra el imperialismo transatlántico en su condición de aliados del régimen sirio o de gobiernos como los del Alba en América Latina. Pero estarán arando en el desierto. Que yo sepa, nadie ha visto semejante canal de televisión ni va a querer suscribirse. Sería una pérdida de tiempo, un monumental ejercicio de aburrimiento y un vano esfuerzo por negar la realidad que se les viene encima. (El Nuev o Siglo)