La Nación
Juan David Huertas Ramos
COLUMNISTAS OPINIÓN

Terrorismo urbano

Juan David Huertas Ramos

Se ha podido apreciar en los últimos meses que lo ocurrido principalmente en Bogotá, Cali y Medellín, es la ratificación de que, tal como lo dijo Juan Manuel Santos, el “conflicto se trasladaría a las ciudades”.

En 2019, en voz de Iván Márquez y con el anuncio de la Segunda Marquetalia, el país fue notificado del cambio de la táctica guerrillera contra el estado por parte de FARC, ELN y otros actores que trasladarían sus operaciones terroristas del área rural al área urbana.

Por varios motivos, no puedo creer que la tal 1era línea esté compuesta por jóvenes que reclaman oportunidades.

Primero, de ser así, estarían deslegitimando sus demandas con violencia. Pues, por ejemplo, del otro lado del espectro social está el empresariado que contrasta la demanda de empleo para jóvenes con la pertinencia de generar oportunidades para aquellos que salvajemente intentan imponer su agenda, incluso, en contravía del Código Penal.

Segundo, la operatividad de la 1era línea está debidamente organizada y planeada. No solo existe una estructura que le provee de recursos (financieros y de otro tipo) sino que en esa combinación de las formas de lucha hay otros personajes que le escudan mediáticamente, mientras otros hacen malabares para protegerles jurídicamente.

Tercero, en días recientes, encapuchados de la tal 1era línea iniciaron ejercicios de adiestramiento de niños en Medellín. Esto no es un hecho aislado pues, el país ha visto con preocupación el adiestramiento en manipulación de explosivos que, en otros momentos de la historia y en algunas universidades públicas, encapuchados realizaron en el marco de hechos de protesta. Los colombianos también hemos visto el adiestramiento de niños secuestrados por parte de las FARC y el ELN en técnicas guerrilleras mientras repetían consignas de “justicia social, lucha popular y patria revolucionaria”, entre otras.

Si estos personajes no dañan el país con el adiestramiento, lo hacen con el adoctrinamiento. Se acusa que el adoctrinamiento tiene su origen en algunos establecimientos educativos como colegios y universidades. Ante los incrédulos, las redes sociales pueden dar cuenta del nivel de lavado cerebral al que se hace referencia.

Cuarto, el financiamiento de la tal 1era línea parece infinito. Esos niveles extraños de liquidez podrían ser envidiables por muchas MiPymes que, en medio de la caótica situación causada por el Covid-19 y agravada por el paro nacional, han tenido que suspender sus labores.

Quinto, algunos vídeos de las protestas “pacíficas” de días recientes muestran sujetos encapuchados y armados con machetes, bombas incendiarias y armas de fuego con las que atacan la infraestructura, el comercio y la Policía.

Quiero creer, obviamente, que esos personajes siniestros no son jóvenes, de lo contrario, el futuro del país será tan sólo una extensión de la ruina y desolación que el terrorismo urbano está dejando a su paso.

Entonces, como la violencia representa una amenaza contra el país, la institucionalidad en pleno debe repelerle al amparo de los instrumentos legales que le facultan. Este no es un momento para aguas tibias, la democracia está en riesgo y, con ello, nuestra libertad y patrimonio.