Libardo Gómez Sánchez
A pocos kilómetros del municipio de Campoalegre, por la vía que conduce a Neiva, en un punto llamado la Sardinata se encuentran algunos tractores y combinadas con cientos de campesinos que siembran arroz , agricultores como Martín y Víctor Hugo, hombres de trabajo, curtidos por las jornadas a sol y agua, que deberían estar en sus parcelas como acostumbran atendiendo las labores propias del cultivo, desafortunadamente decisiones de política económica del gobierno de Uribe y Santos, los obliga a atravesarse en la carretera para tratar de salvar su actividad; mantener la producción de arroz conserva alrededor de quinientos mil empleos directos e indirectos en la cadena, que ha ido perdiendo terreno ante la imposibilidad de competir con las importaciones de alimentos, al amparo de los Tratados de Libre Comercio firmados irresponsablemente por el gobierno; pero lo que es aún más grave, al paso que vamos, no está lejano el día en que la seguridad alimentaria de los colombianos se pondrá en riesgo, dependeremos de las compras que podamos realizar en el extranjero, tal y como ocurre con nuestros vecinos Venezolanos, que al carecer de divisas para adquirir las provisiones que demanda la población, sufren una hambruna espantosa.
Por esto sorprende que la ciudadanía no acompañe masivamente a los productores, que defienden intereses comunes de toda la sociedad, no se trata de disculpar a unos pocos productores ineficientes, como pregonan algunos tecnócratas desde la comodidad de sus escritorios, la verdad es que la productividad por hectárea de los gringos respaldados por el Estado con tecnología y subsidios alcanza las siete toneladas por hectárea, mientras que en Colombia en las zonas con riego es de seis toneladas; las diferencias en costos si son abismales por cuanto aquí son elevados los precios de los insumos, los combustibles, los fletes, las tasas de interés de los créditos, la energía y la tierra, razón por la que no podemos competir en el mercado internacional.
Sin embargo un gobierno responsable con los suyos, defiende a sus productores, protege la producción de alimentos y el trabajo; es lo que hace Trump ahora y para mencionar un ejemplo, lo hizo Obama en el 2008 cuando la industria automotriz norteamericana amenazó con cerrar por que su rezago tecnológico les impedía competir con Corea y Japón, dineros en abundancia del erario público los reflotó y así ha sido siempre. ¿Porque no podemos hacer lo mismo para preservar el aparato productivo y el trabajo esencial en la vida de nuestra gente?