Tres personas fueron capturadas por uniformados del Cuerpo Técnico de Investigación Judicial y Gaula Militar, por ser presuntos y probables autores del delito de concierto para delinquir y simulación de investiduras o cargos.

Mónica Cárdenas, Albert Torres Rodríguez y Javier Mora Rodríguez, fueron capturados el pasado miércoles 10 de octubre mediante órdenes de capturas vigentes por los delitos mencionados.

Al parecer, los hoy imputados se vincularon para estafar a personas de las fuerzas armadas, con la excusa de brindarles un oportunidad laboral o trasladarlos a otras ciudades con mejores beneficios.

Tras sus capturas fueron dejados a disposición del Fiscal de turno, quien los presentó ayer ante el Juzgado Tercero Penal del Circuito Con Funciones de Conocimiento de Neiva, para sus audiencias concentradas.

En las diligencias, se legalizó una orden de allanamiento a la vivienda de Torres Rodríguez, donde se incautaron varios materiales probatorios entre ellos, simcar y celulares utilizados para la acción delictiva.

Posterior a esto, se legalizaron las capturas y se les imputaron los delitos de concierto para delinquir y simulación de investiduras o cargos. Delitos que solo Mónica Cárdenas aceptó. Asimismo, el ente acusador solicitó medida privativa en centro carcelaria para los imputados.

Sin embargo, la juez constitucional resolvió enviar a la cárcel a Albert Torres Rodríguez, por ser uno de los más implicado en el caso, por su parte, Mónica Cárdenas y Javier Mora Rodríguez quedaron en libertad, pero vinculados al proceso.

Llamaban a las oficinas de las fuerzas armadas

Según los elementos materiales probatorios de la fiscalía, hay una organización conformada por varias personas, entre ellas tres de los hoy imputados, quienes al parecer, se contactaban con las oficinas de las fuerzas militares, haciéndose pasar por mayores, oficiales, coroneles, o generales y demás para pedir información de los uniformados que recientemente había salido de prestar el servicio para ofrecerles una oportunidad laboral.

Posterior a esto, conseguían los teléfonos de las víctimas y a cambio de una oportunidad laboral les pedían dinero, que debía ser consignado en un efecto o su chance.