Al hablar de trabajadores domésticos, es inevitable no conmemorar su ardua labor, la cual permite el funcionamiento de nuestros hogares, a través de su participación activa que propende por el bienestar de la familia, y con ello, abarca varios aspectos, como la garantía de un entorno saludable, la alimentación, el cuidado de los miembros del hogar y entre otros, conllevando al desarrollo de la sociedad y del tejido social.
Sin embargo, a esta labor no se le ha dado la trascendencia adecuada, lo que ha acarreado una deficiente garantía de los derechos laborales, convirtiéndose en una deuda histórica por parte del Estado, la sociedad, y los empleadores, ante el trato injusto, desigual e indigno, generado entre otras, por la falta de afiliación al Sistema de Seguridad Social, el no pago de las prestaciones sociales, las remuneraciones por debajo del salario mínimo, y las jornadas extendidas.
Es precisamente la visión y el trato desigual de los trabajadores del hogar, frente a los trabajadores de las empresas, desencadenada bajo el entendimiento de que el hogar y la familia no es una unidad productiva o estructura rentable, y con ello la prevalencia de las relaciones informales, que genera el agravio de los derechos y garantías de los trabajadores de este sector; trato que inicia en cabeza del Estado, quien a través de la rama legislativa, ha marcado la disimilitud, ejemplo de ello, es la incorporación de la prima de servicios, para el año 2014 y el periodo de prueba ordinario para el año 2019, prestaciones y/o garantías que se resaltan, se derivan de la Intervención de los operadores judiciales.
Es así, como si bien hoy en día los trabajadores domésticos a la luz del desarrollo legislativo y jurisprudencial, desde el punto de vista constitucional y legal tienen los mismos derechos que los demás trabajadores de las empresas, no se genera la misma garantía en el cumplimiento de los mismos, pues por parte de la rama ejecutiva, no se ha fundado una definición e implementación de mecanismos y herramientas que permitan ejercer su control y vigilancia.