La Nación
Trump politiquero 1 20 abril, 2024
COLUMNISTAS OPINIÓN

Trump politiquero

Germán Palomo García

La felicidad con la que el presidente Trump informó sobre la tasa de desempleo en mayo según la cual se recuperaron en los Estados Unidos 2.5 millones de puestos de trabajo reduciéndose dicha tasa a 13.4% no se explica sino por un hecho de politiquería pues los empleos perdidos llegaron a 40 millones y en un corto periodo no se recuperarán las cifras que tradicionalmente ha manejado el gran país del norte, alrededor del 3.5% en el periodo Trump. Claro, esos puestos recuperados se debieron a la reapertura acelerada que ha promovido el propio presidente en varios estados y no a la aplicación de las políticas monetaria y fiscal para hacerle frente a la pandemia, por ejemplo a las compañías de aviación que siguen en tierra contribuyendo a la parálisis de la economía mundial y, específicamente, al sector turístico, gran afectado en todo el mundo.

 

Pero no quiero referirme a las cifras económicas sino a la referencia que hizo al Afroamericano George Floyd, muerto, según análisis forense, por un policía de Minneapolis después de mantenerle una de sus rodillas durante nueve minutos sobre su cuello impidiéndole respirar (No puedo respirar dijo Floyd varias veces). Pues Trump empezó diciendo que “hoy sería un gran día para George Floyd si viviera”… haciendo referencia al logro de parar el crecimiento del desempleo. ¡Qué cinismo! Floyd era uno de tantos negros (lo escribo coloquialmente)  norteamericanos sometidos a un racismo que no cesa a pesar de los indudables avances de la ciencia, la tecnología y el comportamiento social que pareciera no ser suficiente. Aún los blancos luchan por la supremacía blanca. Antes, “el héroe” era otro en los Angeles, y un año antes otro en Nueva York en iguales circunstancias.

 

Todos ilustres desconocidos que por su forma de morir se convirtieron en motivo de protestas, en el caso de Floyd, a escala mundial. No puedo dejar de hacer un parangón entre la referencia de Trump y la del presidente Belisario Betancur por la muerte de Omayra, la niña que murió en la avalancha de Armero en 1.985 por no poder zafarse de un entramado de troncos y lentamente su vida se apagó. “Omayra, nuestra querida Omayra”  dijo entonces Belisario. ¿Si no hubiera muerto así, sería querida? Fue una más de las 20.000 víctimas de ese desastre anunciado que no se atendió adecuadamente. Como el racismo en los Estados Unidos y no solo contra los afrodescendientes sino contra los hispanos y otras minorías étnicas. Lamentablemente, días antes un joven, Giovanni, fue muerto por la policía mexicana y aquí en Colombia, en Puerto Tejada, dos más a manos de la policía. ¿Es una consigna policial masacrar a los jóvenes, y a los afrodescendientes simplemente por matarlos? Hoy que hablamos de ser diferentes después de la pandemia, no se ve que lo logremos. Por el contrario, seguimos en las mismas, desafortunadamente.