Venezuela cumple un año sin Hugo Chávez, pero con su figura omnipresente, en medio de una crisis económica y una violencia criminal que desató una ola de manifestaciones opositoras en el último mes, con un saldo de 18 muertos.
Con un desfile cívico-militar, el gobierno de Nicolás Maduro conmemorará el miércoles el primer aniversario de la muerte del líder de la "revolución socialista del siglo XXI" en Venezuela, en momentos en que también se cumple un mes de protestas callejeras contra su heredero político, para quien sus simpatizantes piden "tiempo" porque esta "aprendiendo a gobernar".
Maduro fue electo como el primer presidente post-Chávez el 14 de abril, al vencer por un reducido 1,5% al opositor Henrique Capriles.
A un año de la muerte del 'Comandante Supremo', víctima de un cáncer que combatió por casi dos años, los venezolanos todavía ven su figura, rostro u ojos pintados en las calles de Caracas y edificios oficiales, que recuerdan al carismático líder que gobernó por 14 años (1999-2013).
El gobierno "ha hecho grandes esfuerzos para que la figura de Chávez siga presente", mientras su voz cantando el himno nacional abre casi todos los actos oficiales, dice a la AFP la socióloga Maryclen Stelling.
Pero esas mismas calles en el último mes han sido escenario de protestas estudiantiles, de la clase media y dirigentes opositores en rechazo a la inseguridad, la escasez de productos básicos (uno de cada cuatro), la inflación (56%) y la detención y represión de manifestantes.
Aunque el descontento de la clase media es evidente, Stelling descarta "una desestabilización del gobierno" porque los pobres, quienes son el grueso de la base electoral chavista, "así estén aquejados por la crisis económica y la inseguridad, están conectados políticamente, místicamente, religiosamente, con Chávez, su legado y el socialismo bolivariano del siglo XXI".
Una situación que vuelve a reflejar la polarización en dos mitades de la sociedad venezolana, que marcó la gestión de Chávez.
Problemas heredados
Con las mayores reservas petroleras del mundo, Venezuela padece una sequía de divisas para importaciones, de las cuales depende el consumo nacional ante una deficiente producción local, generando la escasez.
Los economistas achacan los problemas a la política económica estatista iniciada por Chávez -y reforzada por Maduro-, con control cambiario desde 2003 y un abultado déficit fiscal, debido a un intenso gasto durante tres campañas electorales (dos presidenciales y una de autoridades regionales) entre octubre de 2012 y abril de 2013.
En sus discursos con fuertes ataques contra la oposición -que le han impedido establecer un diálogo con dirigentes opositores como Capriles-, Maduro culpa a una "guerra económica de la burguesía parasitaria" de la escasez, el acaparamiento y contrabando de rubros básicos.
"Chávez actuó como un dique de contención, el modelo daba señales de problemas, pero él con su carisma, su verbo, servía de salvavidas. Al no estar pareciera que los problemas se evidencian con una mayor crudeza", considera el politólogo Ángel Oropeza, de la Universidad Católica Andrés Bello.
Como nunca antes en 15 años de chavismo, los venezolanos hacen largas colas en los supermercados y, a veces, entran en caos cuando aparecen productos como harina, pan, aceite, azúcar o papel higiénico.
Ante las dificultades económicas, Maduro ordenó rebajas forzosas, decretó un máximo de 30% de ganancias para todos los sectores productivos -reforzando el control de precios iniciado por Chávez en 2003-, pero por otro lado se vio obligado a flexibilizar el mercado cambiario para facilitar divisas a importadores.
A diferencia de Chávez, Maduro puso el combate a la violencia criminal (que genera 65 muertes diarias según una ONG) como tema bandera en su gobierno, lanzando el movimiento por la paz y la vida, entre otros planes.
Sin embargo, la criminalidad fue el detonante de las protestas estudiantiles en San Cristóbal (occidente) el 4 de febrero, y que una semana después se ampliaron a ciudades como Caracas, Valencia, Maracay y Mérida, incluyendo reclamos por el deterioro económico.
Disciplina militar
El gobernador chavista de Táchira (cuya capital es San Cristóbal), José Vielma Mora, rechazó la represión en las marchas y la captura del dirigente opositor Leopoldo López, preso desde el 18 de febrero acusado de instigar a la violencia con su llamado a protestar pidiendo "la salida" de Maduro.
Pero el incidente no pasó a mayores. "Claramente a la luz del día las divisiones (que pueda haber dentro del oficialismo) no se ven porque el chavismo en eso es muy disciplinado y tratan de mostrarse unidos", dice la historiadora Margarita López Maya.
En este año también se ha visto al mandatario cerrar filas con el jefe del Parlamento y ex militar, Diosdado Cabello, visto como líder del ala radical del chavismo y nexo con los militares.
En este año han sido los militares, además, quienes han ganado espacio en el aparato estatal bolivariano: ahora tienen un canal de televisión, un banco, y muchos oficiales adicionales en cargos públicos en especial en el área financiera.
Pero además el presidente Maduro, cuya profesión antes de la política era conductor de autobuses -a diferencia del teniente coronel Chávez-, adoptó la terminología bélica para hablar de su gobierno revolucionario.
Así los miembros parecen haber dejado de lado las reuniones de gabinete para reunirse en "puestos de comando" para preparar las "batallas" y las "ofensivas" que lleven a la "victoria" en la "guerra" contra la burguesìa, el imperio o los enemigos fascistas. Y los actos públicos ahora terminan con la consigna: "Chávez vive, la lucha sigue".
Maduro, primer presidente post-Chávez, se revela más radical que su mentor
Nicolás Maduro, primer presidente post-Chávez, se reveló más radical que su mentor al aplicar -luego de un triunfo estrecho y denuncias que ponían en duda su legitimidad- medidas económicas que abonaron su popularidad en su base electoral, pero a las que analistas adjudican el origen de una compleja situación.
"Paradójicamente Maduro ha sido más radical en la implementación conceptual del legado de Chávez que el propio Chávez", comenta a la AFP el analista Luis Vicente León, director de la firma Datanálisis al hacer un balance del primer año posterior al fallecimiento de Hugo Chávez.
A un año de la muerte de Chávez, que durante 14 años gobernó impulsando un modelo socialista de control de la economía, Venezuela atraviesa una de sus mayores crisis coronada por una inflación de 56,3%, la mayor de Latinoamérica y récord bajo el chavismo.
Otra expresión de la crisis es la desaforada evolución del dólar en el mercado negro resultado del control cambiario: de triplicar tasa oficial de 6,30 hace un año, ahora la multiplica en 13 veces.
Para el venezolano de a pie, el postchavismo se ha traducido principalmente en un esfuerzo permanente para conseguir algunos artículos esenciales, sea papel higiénico, leche o azúcar, que aunque siempre han tenido periodos de escasez cíclica, en los últimos meses casi han desaparecido de los anaqueles.
El malestar es tal, sobre todo entre las clases medias, que el reclamo por el deterioro económico se ha sumado y ha multiplicado las protestas iniciadas hace un mes por estudiantes que se manifestaron contra la inseguridad en San Cristóbal.
Gasolina a la candela
"Maduro llega al poder con una discusión sobre su legitimidad, primero por haberse abrogado la vicepresidencia (en la etapa final de la enfermedad de Chávez) y después por llegar al poder en un virtual empate con la oposición", comenta el analista en asuntos económicos Maxim Ross.
"Ello lo obligó a ser más radical en lo económico para construirse un liderazgo entre el chavismo. Pero el resultado es muy decepcionante, la economía está completamente paralizada", añadió.
Maduro asumió el poder en abril de 2013 tras vencer por una cerrada diferencia de 1,50% al líder opositor Henrique Capriles, quien denunció la elección como "fraudulenta" y que se ha convertido en un adversario político permanente del presidente, lo que nunca vivió Chávez, siempre electo por una holgada ventaja superior a 10 puntos.
León y Ross coinciden en que el gobierno carece de una política económica y su única respuesta ha sido endurecer los controles y el intervencionismo del Estado en el aparato económico.
Tampoco ha conseguido encontrar un mecanismo que permita surtir de dólares a un país que, al tiempo de tener las mayores reservas petroleras del mundo y un ingreso impresionante de divisas, importa la mayor parte de los alimentos y productos que consume, parte de los cuales se esfuman por contrabando y corrupción.
"Más controles es como echarle gasolina a la candela. Una crisis originada por el control y el intervencionismo, no se resuelve con más control y más intervencionismo", dice León.
¿Tanque de oxígeno?
El discurso oficial culpa de la debacle a una "guerra económica" para desestabilizar al gobierno que sería orquestada por el sector privado ligado a la oposición y que llevó a Maduro a solicitar y obtener en noviembre del Parlamento poderes especiales para gobernar por decreto en materia económica.
Los empresarios "no están para substituir a ningún gobierno", reviró a esa acusación Jorge Roig, presidente de la empresarial Fedecámaras en un inédito diálogo de paz convocado por Maduro días atrás para responder a la ola de protestas opositoras.
"Las condiciones del país son dramáticas, hay una crisis social, política y económica. Esa conjunción es un cóctel verdaderamente explosivo para el gobierno", es el balance realizado por el presidente de Fedecámaras, entidad acusada históricamente por el chavismo de estar detrás de cada golpe de estado -concretado, o solamente denunciado- que sobrevoló Venezuela.
En el arranque de 2014, tras una devaluación implícita al crear una tasa de cambio llamada Sicad que ronda los 11,80 por dólar para importaciones y actividades no esenciales, los sectores económicos vieron formalizado el 24 de febrero un tercer mercado cambiario, el Sicad 2, que permitirá a entes privados ofertar dólares a la par del Estado.
"Es una buena noticia, el gobierno ha decidido caminar hacia un proceso más abierto, crear un mercado cambiario que era indispensable para oxigenar la economía y que al final de cuentas va a permitir una válvula de escape", señala León, quien pronostica que en par de semanas pueda ya arrancar el Sicad 2.
En contraste, para Roig el Sicad 2 llega en un momento "desafortunado" en medio de la ola de protestas que hacen aún más incierto el panorama económico y mina la confianza de inversionistas.
Ross de su lado retoca que el único camino para enderezar la economía venezolana es que "el gobierno renuncie al socialismo del siglo XXI y al plan de la patria (proyecto gubernamental elevado a nivel constitucional) promovido por Hugo Chávez".