Eduardo Gutiérrez Arias
El candidato presidencial Gustavo Petro Urrego cumplió sus 62 años, el pasado miércoles 19 de abril. Es una afortunada coincidencia que la fecha de su nacimiento sea precisamente un 19 de abril, el día en que le robaron las elecciones al general Gustavo Rojas Pinilla, quien creó la Anapo para enfrentar el régimen del Frente Nacional. Con motivo del fraude que impuso al conservador Misael Pastrana Borrero como presidente, intelectuales de izquierda bajo la dirección de Jaime Báteman, Álvaro Fayad, Vera Gave, Carlos Pizarro y otros, crearon una guerrilla urbana llamada Movimiento 19 de Abril que abreviaron como M-19 en recordación de este lamentable episodio. En su libro “UNA VIDA, MUCHAS VIDAS”, nos recuerda cómo se vinculó a esta organización desde su creación en el año 1973, siendo muy joven, cuando estudiaba bachillerato en el colegio de La Salle en Zipaquirá.
La celebración de sus 62 abriles estuvo rodeada del episodio de entrampamiento que el uribismo y la derecha nazifascista le tendió aprovechado su propuesta de “Perdón Social” y la visita que su hermano Juan Fernando Petro, hizo a La Picota en representación de la Comisión Intereclesial de Justicia y Paz y en cumplimiento de programas de esta organización religiosa. Aunque Petro nunca ha hablado de perdón judicial (otra cosa es la reconciliación de los colombianos mediante el perdón social) y sus debates en el Senado fueron los que llevaron a la cárcel a los Moreno Rojas por Corrupción y a muchos parapolíticos que hoy purgan largan condenas, se montó una falsa carta y el paramilitar Marquitos Figueroa dio unas declaraciones para pedir el voto por Petro, todo en procura de presentar el episodio como una descarada y antiética búsqueda de votos en las cárceles. El resto de candidatos arengaron en su contra.
También lo hizo Álvaro Uribe y Andrés Pastrana. Los grandes medios de comunicación del régimen se solazaron durante ocho días con la noticia y entrevistaron a cuanto antipetrista se les atravesó. Ha habido otros episodios de entrampamiento como el que le narró el candidato a la revista Cambio, que cuenta como dos agentes de la DEA, haciéndose pasar como miembros de los carteles mexicanos, quisieron acercarse a él durante el acto en el Hotel Tequendama donde Piedad Córdoba le declaró su respaldo. Aunque los vieron merodeando con un maletín supuestamente lleno de dinero, no pudieron cumplir su cometido. Sin embargo sí lograron entrampar a Álvaro Córdoba, hermano de Piedad, hay en la Picota a la espera de una orden de extradición en su contra. Cuantas otras trampas y maniobras escabrosas le esperan a Petro hasta el día de elecciones? Los colombianos, que siempre lo han visto luchando por los cambios democráticos, creen en él y le darán su voto el 29 de mayo.