La Nación
Un disparo en el pie 1 29 marzo, 2024
COLUMNISTAS OPINIÓN

Un disparo en el pie

 

Germán Palomo García

No he escuchado a ninguno de los entrevistados sobre los hechos vandálicos ocurridos en este negro fin de semana en Neiva y varias ciudades del país exigir el reconocimiento de los derechos humanos al asesinado a puñaladas capitán de la policía en Soacha como tampoco a los policías quemados en Pasto que estaban en una esquina vigilando en la ciudad  durante las refriegas en estas localidades pero sí exigir investigación sobre el actuar de la Policía en respuesta a la violencia generada no por desadaptados sino por verdaderos delincuentes que agazapados dentro de la sociedad esperan el momento oportuno para crear el caos y aprovecharse del desorden que ellos mismos promueven bajo el manto de una protesta social que resulta el escenario preciso para sus fechorías. Pareciera que los derechos humanos no se reconocen a la fuerza pública y solo los delincuentes y asesinos se reconocen víctimas de los excesos policiales. No defiendo los procederes de los miembros de la policía cuando actúan por fuera de las normas pero no puede desconocerse que también tienen derechos y la obligatoria presencia del ESMAD para enfrentar a los violentos termina calificándose como el florero de Llorente y no como la respuesta natural de la fuerza pública que está para cuidar al ciudadano y su patrimonio según la Constitución. Con estos criterios quedamos los ciudadanos de bien totalmente desprotegidos.

Quedó claro que la reforma tributaria, pésimamente manejada y tardíamente retirada fue una excusa para sacar la rabia, el resentimiento social y el odio incubado por muchos que culpan de su pobreza a los diferentes gobiernos pero no miran a su interior, su propio yo, para encontrar explicación a su situación que no solo califica a las malas decisiones y desaciertos gubernamentales a todos los niveles como la causa sino a sus propias desacertadas decisiones en su vida. Con razón se dice que no hay mala suerte sino malas decisiones y son, también, nuestras. Si no fuera así, no existirían vidas ejemplares que en las mismas condiciones de los malandrines han decidido una actitud distinta frente a la vida y han alcanzado el éxito como empresarios, artistas, ejecutivos y líderes comunitarios. A quienes piensan en que todo debe darlo el Estado, les recuerdo que el muro de Berlín se derrumbó hace 32 años y que la vecina Venezuela está completamente deteriorada social y económicamente por su socialismo del siglo XXI que es la repetición del desastre de comienzos del siglo XX. Como el gobierno Duque ha mostrado su debilidad y su popularidad está por el suelo, seguirán nuevas protestas. Ayer fue el turno de los transportadores a quienes les agradecemos desde ya los aumentos de precios de la canasta familiar, la misma que defendimos de la reforma tributaria y que ahora se incrementará sin ninguna defensa. También seguirá la protesta por la eliminación de la Ley 100 que ya llaman reforma a la salud, en fin, tema hay para seguir en el caos y la violencia.