Por: Alexander Molina Guzmán
“Se puede perder en las urnas, pero se gana en la registraduría”, eso dicen los que saben cómo se ganan las elecciones de manera fraudulenta en Colombia.
La compraventa de paquetes electorales para modificar resultados es un fraude que ya está identificado, denunciado y eso ya no es secreto. Esta compraventa ya no solo es un negocio con los votantes que se dejan comprar de una u otra forma su voto, también es un negocio bien montado desde el órgano que se encarga de “dirigir y organizar las elecciones”: la Registraduría del Estado Civil Colombiano. No olvidemos que en abril de 1970 le tumbaron la elección a Gustavo Rojas Pinilla y dieron como ganador infame a Misael Pastrana Borrero. Y ese entuerto lo orquestó el gobierno de Carlos Lleras Restrepo junto con la registraduría; por ese fraude, por ese robo electoral, fue que nació el M-19.
Pues hace unos días salió el registrador Alexander Vega a decir sin ninguna vergüenza que “el manto de duda del fraude electoral no es cierto. El que no sienta garantías o crea que le harán fraude, pues no debería presentarse. Las garantías están dadas”. Es que precisamente las garantías no están dadas por las denuncias y evidencias de fraude que desde la registraduría se tejen y que no se corrigen; es decir, ya no es una “duda”, es una certeza. Salir a decir que el que no “sienta garantías o crea que le harán fraude, no debería presentarse”, es sentenciar que la registraduría no va a generar cambios para que las elecciones sean confiables, transparentes, y que se joda el que se joda; que eso lo diga la propia cabeza de la registraduría es un descaro monumental propio de un dictador. Y para sentenciar que el fraude está cantado, también el registrador dijo que el censo del DANE no es cierto, que no son 50 millones de colombianos los que aparecen en la registraduría, sino que la registraduría tiene 55 millones de colombianos registradores. Ahora resulta que el DANE no es que el maneja la estadística poblacional del país, sino que es la registraduría las que las dicta. Mejor dicho, lo que salió a decir el registrador es que tiene “5 millones de colombianos a favor”; que no van a depurar la base de datos de la registraduría, en la cual hasta los muertos siguen “votando”, y el que no le guste que no se presente. Y todo esto pasa con la venia del gobierno Nacional.
Si no se hace una fuerte veeduría nacional e internacional al próximo proceso electoral, se avecina un descarado fraude electoral.
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