Fermín Beltrán Barragán
A mediados del año pasado, el filósofo y escritor español Fernando Savater, a propósito de la pandemia, señalaba en un tono poco optimista “vamos a seguir siendo lo mismo, pero un poco peor”. Con todo lo que nos ha ocurrido pienso que tenía razón el filósofo, pero no solo por el virus, también por otras variadas problemáticas, entre ellas el crecimiento de la pobreza y el daño continuo a las condiciones naturales del planeta.
Somos seres profundamente circunstanciales, como aquellos pasajeros que van en un barco y gritan porque los atrapó una tormenta y luego ríen porque volvió la calma y luego vuelven a gritar porque se avecina un naufragio, así somos. Nos anuncian la vacuna y creemos que superamos la pandemia y nos distraemos y por esa distracción en el comportamiento la situación empeora, así somos: vamos dando tumbos por el mundo de acuerdo con las circunstancias.
Hay razones de naturaleza que vale la pena reconocer y revisar, el humano que ha sido libre y social, no quiere estar confinado, restringido, separado, quiere tener contacto visual, emocional y físico. Nuestros antepasados cuando eran encerrados en sus cuevas por el peligro de las fieras, aguantaban un tiempo hasta que salían y las enfrentaban, muchos perecieron, pero luego aprendieron a dominar el peligro, a sobreponerse con el uso de herramientas y estrategias.
El gran problema de hoy es que somos demasiados, más de 7.000 millones de personas en este pequeño punto azul a las afueras de la galaxia, casi perdidos en el universo. Por eso, ante el advenimiento del posible colapso, el hombre de hoy se levanta, aguza su mirada al infinito cielo, buscando la Estación Espacial Internacional para saber si se ha descubierto algo. Imagina que la única salida en el futuro será una nave que lo lleve a otro planeta, pero quizá la vida no alcance siquiera para hacer el viaje… ¡qué impotencia, qué debilidad!
Al parecer hay buenas noticias, indica la BBC News que se han detectado posibles ondas de vida extraterrestre en Próxima Centauri, estrella a tan solo 4,2 años luz de aquí, se imaginan el viaje, todo este tiempo en una cápsula a casi 300.000 kilómetros por segundo. En algún momento del futuro, seguramente estableceremos contacto con vida fuera de la tierra, en este vasto multiverso, en dónde tan solo en la vía láctea hay cerca de 200 mil millones de estrellas, es apenas lógico que haya vida en otras partes.
El día que los humanos puedan ir a vivir a otro planeta será un momento asombroso, se aplaudirá por supuesto, será el inicio de una nueva era. Aún estamos lejos de lograrlo, por ahora tratemos de no ser tan circunstanciales y de entender que siendo tantos, si queremos seguir este viaje, en este barco en tormenta, con sol y con lluvia, sobre cargado y con rupturas en el tanque de oxígeno, se hace necesario acordar reglas y cumplirlas, así de simple, aquí algunas de ellas: siempre saludar y compartir, encargarnos de nuestros propios residuos y no esparcir los virus a los demás. Así, simplemente, podremos dar el paso hacia un estadio un poco mejor.