Desde hace dos años las 103 niñas del Hogar Sagrada Familia han encontrado una razón adicional para salir adelante. Desde hace dos años las 103 niñas del Hogar Sagrada Familia han encontrado una razón adicional para salir adelante. Esto, gracias a un proyecto que se desarrolla en la institución con el apoyo del Sena y que busca brindarle formación técnica en modistería, confección de prendas eclesiásticas y bordados, con el fin de que dichas menores aprendan a formar empresa. ALEJANDRA MONTOYA FALLA LA NACIÓN, NEIVA El sueño de 103 niñas huilenses, víctimas de la violencia, de crear empresa para tener un futuro más próspero y consolidar su proyecto de vida, se está cumpliendo en Neiva. Esto, gracias al trabajo que viene realizando el Hogar Sagrada Familia de la congregación Cristo Sacerdote, con la ayuda del Sena, labor que ha permitido sacar adelante un proyecto productivo que busca brindarle capacitación y formación a las menores en confección de prendas de vestir, arreglo de trajes, bordados, tejidos y en la elaboración de ornamentos litúrgicos, iniciativa que le está cambiando la vida a un gran número de niñas que por diferentes circunstancias han visto vulnerado sus derechos. Marleny Ramírez Toro, cierva de la congregación Cristo Sacerdote y quien en la actualidad es la directora del Hogar Sagrada Familia, comentó que el proyecto, el cual inició hace dos años, ha permitido que en un gran número de niñas, mujeres rurales y cabeza de hogar, reciban la formación necesaria para que creen empresa. “Con el Sena llevamos dos años tratando de darle cuerpo a un proyecto que es elaboración de prendas de vestir, prendas eclesiásticas y en ayudar a restaurar prendas. La idea es que las niñas que están protegidas en el hogar, más un grupo de mujeres cabeza de hogar y rurales también reciban las capacitación, de tal manera que confeccionen los diferentes elementos que posteriormente comercializamos en un almacén que hemos puesto directamente aquí en la Sagrada Familia”, narró Marleny Ramírez Toro. La historia El Hogar Sagrada Familia inició en Neiva en el año 1934, con el propósito de brindarles protección a niñas y jóvenes que han sido víctimas por la vulneración de sus derechos. Este espacio, que se ha convertido en el hogar de 103 menores procedentes de las zonas rurales del Huila y de diferentes barrios marginales de Neiva, las pequeñas reciben diferentes tipos de formación para que refuercen sus conocimientos académicos, culturales y de valores. Hoy con el apoyo del Sena y gracias a la ayuda económica que brindó la fundación Conrad Hilton Fund for Sisters, el Hogar Sagrada Familia pudo adquirir todo el equipo necesario para instalar un taller de modistería y confección, que hoy le está permitiendo a las menores aprender un arte y de paso tejer un mejor proyecto de vida. “El fin es ayudar a las personas que se están capacitando en el taller para que mujeres cabeza de hogar, mujeres rurales y nuestras niñas mayores de 14 años, se capaciten y puedan el día de mañana llegar a ser productivas, que aprendan un arte para que el día que tengan que enfrentarse a la vida sepan cómo formar una empresa, un proyecto que tiene un alto valor social”, narró sor Marleny. El proyecto En la actualidad las menores elaboran todo tipo de ornamentos litúrgicos como camisas eclesiásticas, vestiduras, albas, casullas, estolas, entre otro tipo de prendas, elementos que en la actualidad no se fabrican en el Huila. De igual forma, estas menores elaboran delicados bordados para guayaberas y todo tipo de prendas de vestir, productos que tiene un alto valor social. “Para ayudar en este proyecto, para que las prendas que elaboran las niñas sean apreciadas por el público, hemos abierto un local aquí en las instalaciones de la Sagrada Familia, con el fin de que estos productos se puedan vender al público. Queremos captar sobre todo la atención de los sacerdotes de la Diócesis y de la región, pues sabemos que no hay un lugar donde se fabriquen directamente sus prendas como son las camisas eclesiásticas, los ornamentos y todo este tipo de prendas que tiene un especial cuidado para la elaboración. Sabemos que en la actualidad estas prendas los sacerdotes las compran en Bogotá, en Neiva no había un sitio en donde lo fabricaran y por eso queremos darle cuerpo a este proyecto, y de paso pedirle a los sacerdotes que ellos apoyen esta iniciativa, sabiendo que tiene una noble causa que son las mujeres y niñas que han sufrido diferentes tipos de violencia”, narró Marleny. Los retos Para Marleny, el principal reto es que el proyecto se consolide aún más, con el fin de apoyar a estas pequeñas que día a día trabajan por mejorar su calidad de vida y de paso cosechar un futuro próspero. “Las niñas han sido receptivas, han adquirido la formación, pues es un proyecto de vida que ellas mismas están formando. El reto que tenemos es que la gente conozca el trabajo que estamos haciendo, que la comunidad eclesiástica le compre los productos que fabrican las niñas y que las personas que quieran un bordado de excelente calidad vengan aquí y apoyen esta causa, pues tendrán un producto de excelente calidad. Son niñas que desde los 10 años están aprendiendo la técnica de los bordados de Cartago y que día a día están trabajando para mejorar su calidad de vida”, puntualizó Marleny.