La Nación
Un ser humano con capacidad de lucha 1 29 marzo, 2024
COLUMNISTAS OPINIÓN

Un ser humano con capacidad de lucha

Froilán Casas Ortiz

Obispo de Neiva

Nunca nos imaginamos que una pandemia nos tocara vivir. Al leer la historia encontramos tantos desastres y sufrimientos que ha tenido la humanidad: guerras atroces, el hombre ha resultado peor que un lobo voraz. Con frecuencia me horroriza pertenecer a la raza humana. La maldad humana es tan cruel que resulta inverosímil que haya y hay, infortunadamente, mentes cargadas de odio y resentimiento social. ¡Ah! El hombre ha causado tantos males que no parece humano. Si las guerras son creadas por la soberbia humana, las enfermedades, con mucha frecuencia, son causadas por el mismo hombre. ¿Será que el coronavirus se produjo en un laboratorio o es consecuencia de mutaciones naturales? Lo dirá la historia. De modo que la humanidad ha padecido situaciones peores que la del COVID – 19. Este terrible virus tiene postrada a la humanidad. Sin embargo, otra paradoja, son las crisis las que han acelerado el crecimiento del hombre en términos de civilización y cultura. De las guerras han salido los más grandes inventos; justamente cuando aparecen las enfermedades es cuando la medicina ha avanzado más. Es decir, el problema genera una respuesta: he ahí la inteligencia del hombre. ¡Quién lo creyera, pero la lucha es lo más formativo para el hombre! La naturaleza nos lo muestra. La vida intrauterina es la antesala de la lucha, aquí todo es paz, sosiego y felicidad: todo lo hace nuestra madre. Ella nos prepara para la lucha ¿Qué es lo primero que hacemos al nacer? Pues, llorar: empieza la lucha. Cuando se aprende a carecer es cuando se aprecian más las cosas. La vida muelle y sin problemas genera personas enclenques, malcriadas y exigentes. Lo fácil no permite valorar las cosas y el esfuerzo del otro. Esta pandemia con todos los sufrimientos que nos está causando nos debe dejar una lección positiva: el hombre no es Dios, necesita de los demás. La soberbia y la arrogancia son de las mayores bajezas del hombre. ¡Cómo se siente uno de bien con las personas sencillas! El sencillo, todo lo espera y todo lo agradece. El soberbio es altivo y siempre se le sale a deber. La generación del post-virus, no cabe duda, será una generación menos exigente, más comprensiva, más tolerante y sobre todo, más trabajadora. En las dos décadas posteriores a la guerra del cuarenta, no hubo huelgas, todos a trabajar y a producir; no a esperar de los demás. El secreto del éxito es el trabajo: claro trabajar con dignidad y teniendo como centro al hombre, no al capital. Si el hombre vive dignamente no tendrá tiempo para hacer huelgas. Si hay justicia, habrá paz. No es tiempo de divisiones y retaliaciones, es el tiempo de trabajar todos unidos.