La Nación
Un viaje a la Casa del Vino 1 29 marzo, 2024
HUILA

Un viaje a la Casa del Vino

En La Ulloa, corregimiento del municipio de Rivera se produce un buen vino artesanal y la familia Ibarra Garzón es una de las más reconocidas por su elaboración tradicional que es el deleite de quienes los visitan.

 

Carol Medina Soto

huila@lanacion.com.co

Al entrar al corregimiento de La Ulloa del municipio de Rivera, me encontré con las casitas pintadas y hermosos murales en una región tranquila de sorprendentes paisajes que sobresale por los cultivos de uva y la producción de vino artesanal.

Allí está la Casa del Vino, que logra distinguirse a lo lejos por una enorme botella de vino, color verde ubicada a la entrada y por sus paredes pintadas con hombres que recrean la elaboración del vino artesanal macerando en barriles de madera.

Este es el hogar de la familia Ibarra Garzón, que, desde hace más de tres años, luego de fabricar el vino para fiestas y reuniones familiares, decidió venderlo a los turistas, convirtiéndose en uno de los más apetecidos por los amantes del buen vino artesanal.

“Este proyecto familiar nació cuando solo se hacía para la casa, para nuestras fiestas y eventos familiares. El proceso se realizó de manera empírica, nadie nos enseñó y pues nosotros tenemos nuestro toque especial para que sea un buen vino y a la gente le guste”, comentó Adelaida Ibarra Garzón.

El mosto debe fermentar junto al zumo de uva, los hollejos y semillas, entre otros. Esto se debe a que, de esta forma, obtiene mejor color, aroma y textura, eso me lo explicó muy bien don Guillermo Ibarra, que junto a su esposa Lucy Garzón, sus hijos Adelaida y Camilo, además de su nieto Oscar Eduardo, trabajan en la elaboración del vino que se conserva entre diez y doce meses en enormes barriles antes envasarlo, etiquetarlo y ofrecerlo al público.

“La uva debe estar muy bonita, ser muy sana y apta para que salga un buen vino. La lavamos muy bien y dejamos secar para que se macere y pasamos a un tanque para hacer el almacenamiento y pasados ocho días se extrae el líquido en unos barriles y lo que queda pasa a ser abono orgánico para las plantas”, explicó doña Lucy, que conserva dos botellas que decoró de manera paciente y delicada como si fueran un par de novios, donde guarda vino desde hace más de tres años y hasta concursos ha ganado por su exquisito sabor, probarlo es un privilegio que solo le da a unos pocos cuando visitan su casa.

Jerson José Tovar tiene la labor de macerar la uva, trabaja con la familia hace años y puede dedicarse jornadas enteras a este oficio que hace de manera alegre, aunque a veces el cansancio lo venza, mientras escucha y canta vallenatos, acompañado por Oscar Eduardo.

“Hay que machucar bien bacano en la caneca para poder producir el vino, yo llevo más de 14 años haciendo este trabajo, colaboro con la gente que me busca y pues yo hago este oficio con muchas ganas y pongo todo mi empeño, duro horas haciéndolo, se requiere mucho esfuerzo, pero eso a mí no me importa”, comentó.

Ofrecen tres tipos de vino, seco, semidulce y dulce, aunque aclaran que el favorito es el semidulce, “es el que la gente más lleva”.

“El seco no tiene nada de azúcar, el semidulce un poquito y el otro más. Nosotros no agregamos nada más, nada de levadura, ni alcohol, dejamos que el vino haga su proceso natural de fermentación. Porque esas cosas cambian el color, deja de ser vinotinto y toma un tono más café y el sabor del vino deja de ser el mismo, pierde su esencia y eso no nos gusta, queremos siempre ofrecer un buen producto y natural”, añadió don Guillermo.

Mientras doña Lucy enfatizó que lo más importante es el amor que le ponen a todo el proceso de fabricación de esta bebida que está presente desde hace miles de años con las civilizaciones más antiguas y que llegó a La Ulloa, gracias a un sacerdote que trajo la semilla e incentivó el cultivo de la uva en el corregimiento.

“Cuando se da la degustación del vino, la gente siente la diferencia, nosotros le dejamos el ramillete de la uva, donde vienen sostenidas las uvas, eso también hace parte del proceso y se siente un sabor a madera que lo dan esas ramitas de dónde vienen prendidas las uvas, todo lo que hacemos es artesanal, se desarrolla naturalmente y eso hace a nuestro vino muy delicioso, sabemos que si sacamos un buen producto pues más gente lo va a comprar. Le ponemos mucho amor a la producción del vino a cada paso en la fabricación y eso es lo más importante”.

También producen vino “vitaminado y medicinal”, para las personas que deseen, y aunque es más costoso, aseguran que es la receta de las abuelas para “mantener buena salud”.

“El medicinal es a base de vino seco, ajo criollo y la corteza de dos árboles y también tiene el mismo proceso del vino que elaboramos y ayuda a la circulación de la sangre, es muy bueno para limpiar el organismo, prevenir parásitos, cáncer de próstata y mama, la gente también lo lleva mucho. El vino vitaminado tiene cola granulada, huevo criollo, el jugo de noni, entre otras cosas y es muy bueno para mantener buena salud”, comentó Adelaida.

Así que, si usted puede, péguese la rodadita hasta la Casa del Vino, en La Ulloa, visite a la familia Ibarra Garzón y disfrute un buen vino artesanal ¡Salud!

 

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