La Nación
Una batalla más 1 23 abril, 2024
COLUMNISTAS OPINIÓN

Una batalla más

Andrea del Pilar Bautista Perdomo

 

Por esta semana el nombre de Stella Conto Díaz del Castillo, exintegrante del Consejo de Estado, estuvo de boca en todo el país porque se convirtió en un símbolo en contra de la violencia de género, al levantar su voz para denunciar que era víctima de violencia psicológica y económica por parte de su expareja.  La administración de justicia concedió el divorcio, pero fue la Corte Suprema quien falló a favor diciendo que sí tenía derecho a ser reparada así tuviese buenos ingresos, ordenó el pago de alimentos como medidas de reparación en el proceso. Es preciso mencionar que en Colombia no hay aparato para tramitar este tipo de reparaciones con enfoque de género, y es al Congreso de la República a quienes les corresponde ahora generar toda una política contra la violencia doméstica para que sea visibilizada y priorizada, en el ánimo inamovible por cambiar esta sociedad machista de un sistema judicial patriarcal. Con este hecho, queda demostrado que pese a los diferentes móviles que aplican para un divorcio, habrá otro componente fuerte de sanción cuando hay violencia física y psicológica con cargo al cónyuge culpable.  Ahora lo que reza es que las demás no sean ignoradas y haya justicia social, que no se desconozca ninguna en particular. Desde el mismo momento de las denuncias que se presentan en las comisarías sean realmente escuchadas y permitan que se enfrenten sin temor de ser calladas por los violentos. A las mujeres que han sufrido y aún no han podido salir de los círculos de violencia, decirles que aquí estamos otras mujeres para soportarlas, escucharnos, acompañarnos en todo el proceso. Nada es permanente, ni siquiera nuestros problemas, hay que seguir adelante sin detenerse. Recordemos que no hay un después, hay un ahora; y debemos rodearnos entre todas, como compañeras. También es indispensable no alejarnos de quienes aún no dejan las sombras del pasado, porque necesitamos mantenernos  fuertes para saldar la lucha de la libertad. Levantémonos todos los días con el coraje y amor suficiente para decir que no merecemos estar en relaciones agresivas, consumistas y lúgubres. Este mensaje también va dirigido a quienes son violentos, pues el ojo debe estar sobre quien aplica la violencia, no sobre la víctima. Nunca será culpa de la víctima recibir maltrato, pues nada justifica la violencia. Debemos educar a nuestros hijos y cuestionar a nuestros amigos, para que sean hombres nuevos, sujetos de amor, cariño y respeto, no maltratadores.