¿Es Usted de los Mosquera negros o blancos, de panela o de azúcar? ¿Su apellido es de origen terrateniente o es de los pobres migrantes? ¿Qué ideología o arribismo heredó en su nombre o apellido?
Olmedo Polanco
En una de las tantas conversaciones académicas de los historiadores Bernardo Tovar (con v) Zambrano y Reynel Salas Vargas, departieron largo rato sobre el sentido de las consonantes en los apellidos regionales. Una plática de fondo sobre algunos nombres antroponímicos de algunas familias y cómo distinguir a ciertas personas.

Reynel expuso de manera interrogativa a Bernardo el porqué los liberales escribían y pronunciaban su apellido con ‘v’ labidental, en tanto que los conservadores escribían el apellido Tobar con ‘b’ bilabial. Llegaron a la conclusión de que, por efecto de las guerras civiles “…las familias se distinguían, unas de otras, por la ubicación geográfica donde vivían o procedían”. Además de la diferenciación en el origen geográfico (municipio o región), cuando había familias con el mismo apellido, pero de ideologías contrarias, pues marcaban diferencias en la ortografía de sus apellidos. Por ejemplo, “Bernardo es Tovar, porque es de Altamira (Sur de Huila) y su familia, liberal de origen”, enfatiza Salas Vargas. A estas alturas de la vida, además de contrafactual, sería impertinente imaginar conservador a Bernardo Tovar Zambrano.
Reynel deja otro botón de un sustantivo propio para la muestra: “Un caso similar conocí en Pitalito y en Acevedo (municipios en el Sur de Huila). Precisamente, don Santiago Motta Esterling, quien creó el municipio de Acevedo e hizo la gestión política para elevar el corregimiento a municipio, agregó una vocal a su apellido”. El señor Motta vivía en Pitalito e inicialmente escribía su apellido Sterling con ‘s’, como hacen los de Timaná.
Pero, a raíz de la guerra civil de 1872, Santiago Motta llegó a Acevedo con el apellido de madre modificado. “El apellido Sterling, con ‘s’, tenía orígen británico y por ende, se asociaba con familias anticlericales”. En estas condiciones, para evitar inconvenientes y sufrir menos persecuciones políticas, agregó la vocal ‘e’ al comienzo de su apellido. Empezó a ser nombrado como el señor Esterling.

Un apellido conservador en la iglesia católica
El segundo apellido del obispo Esteban Rojas Tobar (Tarqui, 15 de enero de 1859 – 28 de julio de 1933), se escribe con ‘b’ bilabial. “Si se escribiera con ‘v’ labidental, hubiese sido liberal, y nunca sacerdote”, puntualiza el historiador Salas Vargas.
El padre Jenaro Díaz Jordán ha dicho que Rojas Tobar era dueño de una “…hermosa voz, de sonidos metálicos, y experto en el ritmo”. En tal sentido, debió ser, el Obispo, muy recatado y cuidadoso al momento de pronunciar su apellido con especial vocalización, articulación y entonación de los grupos fónicos. Cualidades del discurso oral. “Su boca formaba el arco adusto de los hombres desdeñosos y sin miedo”. (Discursos y conferencias. Excelentísimo señor Esteban Rojas. Díaz Jordán, Jenaro. Neiva, 1941. Biblioteca de autores huilenses. Vol. 5. Imprenta Departamental del Huila. Neiva, 1958. Pág. 301).
Rojas Tobar era mestizo y de ojos claros. “La visión penetrante lo hacía dueño del análisis intrincado. Su mirada salía bajo la doble línea fértil de cejas y pestañas con la fijeza penetrante de dos aceros”. A decir del padre Jenaro, de talla mediana, pero de sólida contextura de encina. Un símil del árbol de tronco fuerte y grueso, provisto de copa grande, redonda y apretujada. “La personalidad de Monseñor Rojas tiene la prestancia de un árbol tropical y se exhibía tensa como un arco listo a disparar y hasta sus raros gracejos parecían extraños a su severidad inapeable”.
La cabeza firmemente sentada sobre los hombros robustos, amplia frente pudorosa y severa. “Su mente clara y precisa discernía con prontitud y justicia. Su memoria, era un volumen en que se escribía mucho con carácter indestructible. El imponente brazo se adelantaba con el índice extendido cual la diestra de un guerrero que señala el campo de batalla. Juzgaba con acierto sobre el mármol y el lienzo”. (Díaz Jordán. Op. Cit. Págs. 296 a 306).
Una cruzada político-religiosa
Con el historiador Jairo Ramírez Bahamón hemos conversado recientemente. Trajimos a colación su investigación académica: “La educación en el Huila a finales del Siglo XIX: Monseñor Esteban Rojas Tobar, por la Regeneración y por la escuela. 1885-1900. En: Historia General del Huila. Academia Huilense de Historia. Vol. 4. Págs. 15 a 34). El padre Rojas Tobar fue ordenado en Roma en 1883. Ofició como párroco a comienzos de 1884 en los caseríos de Guadalupe y Suaza. Allí se empleó a fondo para erradicar la costumbre comunitaria de asignar los días domingos para los mercados locales. Luego se le encargó la orientación de las parroquias de Timaná, La Jagua, Altamira y Elías”. En marzo de 1885, en plena guerra civil, fue puesto en prisión (…) y liberado al poco tiempo con el triunfo de las fuerzas opositoras al radicalismo” (Pág. 22). En agosto de 1894 -indica el investigador Ramírez Bahamón- el Padre Esteban Rojas Tobar, reconocido ya por su interés en la educación, fue llamado por el Vaticano para que adelantara allí las actividades preparatorias para su consagración como primer Obispo de la recién creada Diócesis del Tolima.
El padre Jenaro Díaz Jordán admiraba la austeridad del Obispo y las influencias europeas en su personalidad: “Tenía rigores de ascetismo español y desempeñaba sus oficios con estilo de cantante romano”. En la empresa le acompañaron los sacerdotes: Manuel Suárez Saavedra, Esteban Paredes, Pedro María Rodríguez, Ismael Perdomo y Luis Calixto Leiva.

Historia de la educación y del periodismo regionales
La historiadora Martha Isabel Barrero Galindo preside la Asociación Colombiana de Historiadores, en su tesis doctoral afirma que “La tendencia política del Huila fue liberal” y esa ideología se amplió con la actividad política que desarrolló el general José Hilario López, quien tenía bienes e influencia en Pitalito, Gigante y Campoalegre. “Esta tendencia iría cambiando con la llegada de la guerra de 1885, la consolidación de la Regeneración y el proceso de evangelización que lideró en el departamento Monseñor Esteban Rojas Tobar”. (Barrero Galindo, Martha Isabel. “Educarse en Provincia: Historia de la Educación Primaria y Secundaria en el Huila 1900-1930”. Universidad Nacional de Colombia. Facultad de Ciencias Humanas. Bogotá, 2016. Pág. 3).
Según la investigadora, el obispo Esteban Rojas Tobar era conservador nacionalista. Construyó su proyecto político religioso integrando la vida civil y la religiosa en una sola realidad. Atacó la civilización, la modernidad y todo lo que implicaba el liberalismo, la Comuna de Paris, el Nihilismo Ruso y el Comunismo. Incidió en la mentalidad regional, tanto que, “…abarcó todos los aspectos sociales, económicos, religiosos y políticos. Luchó contra la pereza, el alcoholismo, el amancebamiento público y la usura”. (Barrero Galindo, Martha Isabel. Op. Cit. pág. 62).
El historiador Juan Carlos Acebedo (con ‘b’) Restrepo, también ha investigado sobre la cruzada político-religiosa. El semanario ‘Dios y César’ se ocupó alguna vez de la vida personal del médico Esteban Tovar, “…un connotado personaje liberal”, que ejercía su profesión en Garzón. “El editorial del número 86 de Dios y César, titulado «Libertad y Derecho», se refiere a un listado de más de 300 personas de Garzón «que viven escandalosamente», entre ellos «médicos…” (Acebedo Restrepo, Juan Carlos. El apetito de la injuria: libelo, censura eclesiástica y argumentación en la prensa del Huila. (1905-1922). Colección de Investigación. Editorial Universidad Surcolombiana. Pág. 70. Neiva, 2008).
El padre Díaz Jordán ha confesado su admiración por el Obispo Rojas Tobar. “La verdad histórica entre nosotros es que Monseñor Rojas produjo con su acción de campañas heroicas la salvación de un pueblo por cuya fe y moralidad veló insomne, y combatió sin tregua y sin miedo hasta el día en que resignó el cayado. La piedad, la bondad y la justicia del pueblo huilense, no son efectos de índole racial o geográfica, sino modalidades culturales, y quien cinceló las fuertes líneas severas de nuestra estructura moral fue aquel varón de obrar arrebatado y poderoso.
Corren tiempos de nuevas tecnologías y de inteligencia artificial en la pospandemia. La escritura es predictiva en las plataformas digitales. Los correctores ortográficos que diseñan las compañías de software en Estados Unidos y se usan en las salas de redacción, no saben de ideologías surgidas al interior de familias colombianas de la posguerra.